Nunca discutas con un imbécil, te hará descender a su nivel y allí te ganará por experiencia

Si vienes con un problema y no traes la solución, tu eres parte del problema

miércoles, 5 de agosto de 2009

Un día cualquiera de éstos


Casi todos los días me voy a la piscina y nado aproximadamente veinte minutos que me vienen como anillo al dedo para seguir recuperando el tono muscular y descargar algo las molestias neurológicas de las extremidades.

Después viene el refresco interior con alguna cervecilla o el tintito de verano de rigor. De seguido, no sé si por los calores de la estación o por los vapores de las bebidas, si la compaña y el afán de cotorreo me lo permiten, algunas veces, me enfrasco en las reflexiones sobre la pobreza y mezquindad política que nos rodea.

No se trata de la típica culebra veraniega. ¡No! Es algo mas serio. Lo cojas por donde lo cojas todo está contaminado, a todos los lados –con mayor o menor intensidad-, ha llegado el manto de la corruptela, del favor, ¡quítate tu que me pongo yo!, de la prevaricación, del ocultismo…

Y así porque lo digo yo esa plaza se va a llamar de las tres edades por la única razón que está frente a la residencia de ancianos. ¡Atajo de simples e inútiles! Más te valiera primero ir quitando, en cumplimiento de la Ley, los nombres de las calles de los facciosos sublevados. Otra, presenciar el esperpéntico y vergonzoso espectáculo de coronación de la reina y damas de los festejos de verano. ¿Qué es lo que motiva a esos padres y a esas criaturas vestirse y sentirse reinas por unos días? ¿Será la importancia del cargo? ¿Los fastos y celebraciones que acompañan? ¿La opacidad fiscal de la corona?

Siguiendo con el tema, que soy propenso a irme por la tangente. Desvela El Mundo que el ex – alcalde socialista de Seseña, el que facilitó al Pocero toda la trama urbanística posterior, cobró siendo regidor 700.000 euros -se supone que en pago de algún favor-, de manos de un mafioso italiano. Ya en su día justificó ante el juez su aumento de patrimonio mediante la presentación de unos cupones de lotería premiados. Esto es real, lo estamos viendo, está pasando. Está extendido de tal forma en todos los ámbitos, a todos los niveles, que nos hemos acostumbrado a su existencia y de tanto verlo, lo hemos asumido e interiorizado como algo normal, cuando debería ser todo lo contrario.

Dice el socialista democrático que ser comunista hoy es tener dos cojones. También dijo no hace mucho que la ironía es la antesala del insulto para los pobres y los humildes. Algunas veces descarga alguno de estos ripios, que pasan inadvertidos o son pasto de risotadas de la concurrencia que le sigue el rollo pero no le entiende. Camina a todas horas, de aquí para allá, de día y de noche, vive con lo puesto y de pedir, renegrido como un tizón de mil soles y escarchas. La vista siempre fija en la lejanía. Cuando con dedo acusador y mirada profunda le dice al más beato que es el mayor enemigo de Dios, la cosa se pone seria. El meapilas no sabe contestarle y queda desarmado porque en el fondo sabe que tiene razón.

Hoy nos pasa eso, algunas cosas y gentes no son lo que parecen, hay mucho interés en que así sea y nos distraen con juegos malabares y plumajes coloridos. La realidad supera la ficción de estas letras cuando a media distancia, eres testigo involuntario del trato entre el empresario taurino y el edil de turno, vestido a lo Vito Corleone, de negro rallado y gafas oscuras para tapar ese ojo estrábico de mal fario. Me la sirven en bandeja. Uno y otro aparentan y representan lo que son, esa caspilla popular pegajosa tan arraigada y contumaz en los últimos años, que necesitamos aventar y alejar de nuestras vidas, porque si no nos pasará como a uno de los toros del festejo que ha quedado paralizado y caído con las primeras banderillas ante el abucheo y los gritos del respetable.

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