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sábado, 24 de octubre de 2009

El difunto Mar Aral

En los años sesenta del siglo pasado, la Unión Soviética desvió el agua que bajaba del deshielo de los Urales y de Siberia y que circulaba en ríos por las áridas planicies de Kazajistán, Uzbekistán, y Turkmenistán para transformar el desierto en campos de algodón y cultivos. Este proyecto resultó demoledor para el Mar Aral, entonces el cuarto lago más grande del mundo. Aquella decisión “planificada” (sic) redujo drásticamente el agua que llegaba al Oasis económico (pesca y procesamiento de los productos) y de vida que representaba el Mar Aral.

Irónicamente, aquella decisión hizo que desde 1960 el Mar Aral haya perdido constantemente extensión, dejando cientos de kilómetros de desierto y salitre. El testimonio de este desastre lo ha ido recogiendo desde el año 2000 el satélite Terra de la NASA. Al inicio del 2000, el Mar de Aral Norte (a veces llamado el Mar de Aral Pequeño) se había separado del Sur (Grande) del Mar de Aral. El Mar de Aral Sur se había dividido en uno oriental y uno occidental que aún estaban vagamente vinculados en ambos extremos.

En 2001, la conexión del sur había sido interrumpida, y la oriental aceleradaba su desaparición. La imagen del verano de 2009 es la que se puede observar. Gran parte del lago está seco; y para poder buscar el Mar los científicos tienen que trasladarse en helicópteros para cruzar el desierto de arena y sal. Pero hay más, en lo que queda de agua la concentración de sal ha aumentado drásticamente, al igual que la contaminación por fertilizantes y pesticidas.

En un último esfuerzo para salvar a algunos de los lagos, Kazajistán construyó un dique entre el norte y el sur del Mar de Aral. Terminado en 2005, la presa es básicamente una sentencia de muerte para el sur del Mar de Aral. Toda el agua que fluye en la cuenca del desierto ahora se queda en el Mar de Aral Norte. Gracias a ello, entre 2005 y 2006, los niveles de agua en esa parte del lago se recuperaron significativamente, por ello ha vuelto la pesca a lo que queda de Mar e incluso los habitantes de Aralsk (Kazajistán), que hace diez años estaban a 100 kilómetros del mar y ahora están a 50, piensan que quizás en el 2014 puedan volver a ser el pueblo costero que en su día fueron. Sería una mini versión de lo que fue orgullo de soviéticos y kazajos.

Pero más allá de los pequeños sueños, las consecuencias de la desaparición del mar sigue agravándose en forma de enfermedades respiratorias y contaminación de los alimentos que son motivados por el viento que mueve la sal y los restos de insecticidas abandonados por las aguas en el desierto. El polvo contaminado con productos químicos agrícolas, se ha convertido en un peligro para la salud pública de los alrededores pero también para zonas que nunca formaron parte de la Unión Soviética y que están a cientos de kilómetros al sur, en Asia Central. El polvo ha invadido campos de cultivos y ha degradado el suelo. Las temperaturas cada vez son más extremas sin la influencia moderadora del mar… una tragedia que se cuenta y se explica por científicos en un excelente reportaje de Euronews. Con él os dejo: Siguiendo las tormentas de polvo del desaparecido Mar Aral

Tomado del Blog: Cartas del Este