Nunca discutas con un imbécil, te hará descender a su nivel y allí te ganará por experiencia

Si vienes con un problema y no traes la solución, tu eres parte del problema

martes, 16 de septiembre de 2008

Regresar


Casi siempre los humanos volvemos a los sitios ya conocidos. Regresar significa retroceso, reaparición, retorno… Por ejemplo el retroceso, si hablamos de un arma de fuego, es el movimiento brusco y hacia atrás que hace esta al ser disparada. Decimos que algo reaparece cuando vuelve a aparecer o a mostrarse tras su ocultación. Si retornamos, volvemos al lugar o a la situación en que ya estuvimos.

El regreso, por lo tanto, tiene mucho que ver con la involución, con lo ya aprendido. Regresar nos permite renombrar cosas ya sabidas, recuperar otras quizás olvidadas, completar historias aún abiertas...

Estos días, las noticias que los medios de comunicación transmiten sobre la situación política en Bolivia, me recuerdan el golpe de Estado contra el gobierno de Salvador Allende en Chile el 11 de septiembre de 1973. Entonces la CIA apoyó el levantamiento militar. Hoy la administración norteamericana, vuelve a estar impunemente detrás, moviendo los hilos golpistas contra el presidente Evo Morales.

Otro ejemplo. La recuperación de la memoria histórica de una triste y lúgubre etapa de nuestro país: la Guerra Civil y el franquismo. La memoria histórica, término de reciente acuñación, elevado a Ley, permitirá -entre otras cosas-, a los familiares, reclamar y exhumar los cadáveres de sus seres queridos, asesinados por el bando franquista de forma sumaria, sin juicio previo, y dados oficialmente por desaparecidos.

En estos ejemplos el pasado conocido nos vuelve a aparecer como una amarga experiencia, en un caso para renombrar algo conocido, y en el otro, como la parte de una historia pendiente de escribir y rematar. Ambos son procesos de dimensión global, con vida propia y finales relativamente imaginables.

La historia personal, la de cada uno de nosotros, es un continuo ir y venir a la búsqueda de aquellas cosas que completan el dibujo que todos los días trazamos, el de nuestra vida. Regresamos por ver un paisaje conocido, a comprobar el estado de las formas, de los relieves, de los colores. Regresamos a paladear sabores únicos ya degustados. A encontrarnos con los amigos, a recordar experiencias vividas y proyectar nuevas. Regresamos para evidenciar el paso del tiempo y cómo con tozudez queremos en él dejar nuestra huella, un gesto, una obra, una palabra. Necesitamos regresar para probar que todo a nuestro alrededor cambia y poder explicar que los hijos de los demás crecen y maduran como los nuestros.