Nunca discutas con un imbécil, te hará descender a su nivel y allí te ganará por experiencia

Si vienes con un problema y no traes la solución, tu eres parte del problema

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Gerda Taro


Mereceríais ahora, pequeña Gerda Taro y Robert Capa, un recuerdo visible en cualquier campo de batalla de entonces o en el tronco de cualquier pino de la sierra, para que sintiéramos ondear, aunque invisible, aquella pobre bandera tricolor que combatía por la paz mientras era atacada por los de la guerra.

Rafael Alberti

jueves, 17 de septiembre de 2009

Los patos


¿Por qué los patos vuelan en V? El primero que levanta vuelo abre camino al segundo, que despeja el aire al tercero, y la energía del tercero alza al cuarto, que ayuda al quinto, y el impulso del quinto empuja al sexto, y así, prestándose fuerza en el vuelo compartido, van los muchos patos subiendo y navegando, juntos, en el alto cielo.

Cuando se cansa el pato que hace punta, baja a la cola de la bandada y deja su lugar a otro pato. Todos se van turnando, atrás y adelante, y ninguno se cree superpato por volar adelante, ni subpato por marchar atrás.

Y cuando algún pato, exhausto, se queda en el camino, dos patos se salen del grupo y lo acompañan y esperan, hasta que se recupera o cae.
Juan Díaz Bordenave no es patólogo, pero en su larga vida ha visto mucho vuelo. El sigue creyendo, contra toda evidencia, que los patos unidos jamás serán vencidos.

De Bichos de Eduardo Galeano

lunes, 14 de septiembre de 2009

El parque de las hamacas


En noviembre de 2002, más de dos mil nicaragüenses iniciaron una marcha a pie desde sus barrios naturales situados en el departamento de Chinandega, hacia la capital de la república, Managua. Caminaron haciendo frente al calor asfixiante y al cansancio, con sus gorras y unas pocas pertenencias metidas en sus mochilas. Fueron necesarias dos semanas para recorrer los 140 Km. existentes, hasta que por fin, un buen día, llegaron a su destino final: los jardines situados frente a la Asamblea Nacional. Allí montaron sus cabañas de plástico negro, colgaron sus hamacas y comenzaron a esperar.

No se trataba de una gesta deportiva, ni de una peregrinación religiosa. No era una excursión de fin de semana, y menos una campaña publicitaria. Estas personas, enfermas todas ellas debido al químico DBCP que fue usado impunemente en las fincas bananeras en los años setenta, querían que de una vez por todas alguien les hiciera caso, escuchara sus demandas y avisara a esa musa llamada justicia.

Pasaron las semanas y con unos exiguos acuerdos con el gobierno regresaron a casa. Sin embargo esta caminata, ésta desagradable pero a la vez esperanzadora acampada, se ha vuelto a repetir varias veces en los últimos años. La impunidad sigue. Se atisba el final feliz. Los cuerpos se deterioran.

¿Qué sabe del “republicanismo bananero”? ¿Qué se escondía detrás de la infantil sonrisa de Maguila el Gorila? ¿Existe otra realidad de los tubos catódicos hacia afuera? ¿Puede el desarrollo, subdesarrollar países? Si el 11-M usted se estremeció con el humo, el polvo y la sangre, siéntese bien en su butaca, sírvase una copa, desconecte el móvil, abra su mente, ponga el cuenta-sentimientos a cero y retroceda con este libro sesenta años en la historia de este mundo.

¿Qué es el DBCP?

El Dibromo Cloro Propano (DBCP) fue un agroquímico diseñado y aplicado fundamentalmente por cinco multinacionales químicas y agro-exportadoras, en las plantaciones bananeras de aproximadamente 15 países del mundo, la mayoría del sur. Según los testimonios recogidos y la información encontrada, las consecuencias negativas en humanos fueron detectadas, incluso en las mismas pruebas de laboratorio efectuadas por técnicos de las multinacionales Shell Oil Company y Dow Chemical.

Sin embargo, el DBCP fue aprobado por las autoridades americanas en los años sesenta del siglo pasado, y desembarcó años después en las plantaciones de varios países del mundo donde obtenían sus bananos las empresas, filiales y subsidiarias de Standard Fruit Company, Dole Food, Chiquita Brands y Del Monte. Ahora, cuatro décadas después, las consecuencias son dramáticas en las personas que vivieron con el mismo.

Boix, Vicente: "El Parque de las hamacas", Icaria Editorial.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Un café improbable con...













Cafetería Circulo Bellas Artes, Madrid

Agua mineral sin gas
Servilleta
25 euros
Cristiano Ronaldo, futbolista, macarra y hortera


“Habermas metió un gol a mi pensamiento”
Nos ha sorprendido que anunciara que venía a Madrid para profundizar en el estudio de la obra de Jürgen Habermas…
- Cuando llegué a Manchester pensaba que Habermas era un central del Eintracht de Francfort, pero Rooney me prestó El pensamiento postmetafísico y comencé a investigar. Yo siempre había estado preocupado por la evolución de las sociedades del capitalismo avanzado. Habermas metió un gol por la escuadra de mi pensamiento.

Pero ¿por qué Madrid?, ¿Qué cree que puede aportar a su formación?
- Definitivamente, Madrid me interesa porque el materialismo histórico está presente, aún no ha sido superado completamente por la propia historia de la democracia española. Me interesa ahondar en lo que Bessette llamó la democracia deliberativa, otro concepto que ha inspirado a Habermas.
¿Cómo relaciona sus investigaciones con su trabajo?
- Mira, cuando metes un chirlo que te cagas al Racing de Ferrol y 80.000 personas te jalean, se da un proceso comunicativo en el que participa la opinión pública crítica, pero cuando te abuchean porque el Marca dice que te has tomado unas copas interviene la opinión pública manipulada. Creo que Habermas es el mejor 9.



domingo, 6 de septiembre de 2009

Quien siembra tormentas, recoge tempestades

Playa de Area Maior

Cuando llegas de visita y excursión a un lugar habitualmente te preocupas por la historia de él, su riqueza patrimonial, sus costumbres, la evolución reciente… Intentas pulsar el latir actual, los problemas, cómo responde la gente, etc. Eso, más o menos, es lo que intenté hacer en el siguiente destino vacacional de hace unas semanas: Malpica de Bergantiños en A Coruña.

Poco sabía de él con anterioridad: Enclavado en la llamada Costa de la Muerte, llamada así por los frecuentes naufragios y la peligrosidad de la navegación; una de las zonas más afectadas por los vertidos del petrolero griego Prestige en el año 2002; población marinera, bravura de la mar…, y poco más.

Nada más llegar te llevas el chasco, esperabas otra cosa y lo que ves no te gusta. Sucede en ocasiones, pero como ya estás en el lugar, no te queda más remedio que repintar el escenario, y eso más o menos es lo que voy a hacer ahora y encontrarle la guinda.

Bueno, pues resulta que la Malpica gallega es un concello formado por ocho parroquias y unos 6.000 habitantes. Está enclavada en una franja agreste del litoral cantábrico donde hay unas pequeñas islas llamadas Sisargas con colonias de gaviotas endémicas. Su clima atlántico es suave, copiosas precipitaciones y es una zona hollada desde antiguo por civilizaciones que han ido dejando su huella: Dolmen de Pedra Alta, castros celtas, tramos de una vía romana, iglesia de Santiago de Mens (s. XII), contándose que fue una zona frecuentemente atacada por normandos.
Ya en la Edad Moderna se habla de su importante puerto ballenero impulsado por cántabros y vascos, y que la producción alfarera de Buño tuvo cierto relieve; y en época reciente, de la fuerte emigración tras la Guerra Civil a Suiza y Chimbote (Perú). De un cierto crecimiento hasta los años 70 del siglo XX, de su posterior declive. En la actualidad es un puerto y lonja de bajura relevante en sardina, congrio, merluza, etc.; y destino turístico interior estival, principalmente de gallegos y castellanos.

¿Pero qué queda de todo esto? Nada o casi nada, todo o casi todo ha sido barrido por una corriente urbano-paisajística y de descontrol urbanístico que ha acabado con la arquitectura tradicional del pueblo, propio también de otras zonas urbanas y rurales de Galicia y que ha sido acuñado con el ambiguo término de feísmo. Ahora tenemos bloques de edificios, muchos deshabitados, de cinco o seis alturas, sin ascensor, de distintos acabados, calles descuidadas, desorden, falta de señalización…

Pernoctamos en el pueblo en un hotel familiar de reciente construcción. Cuidado y con detalles, aunque falto de chispa y remate, la misma que le falta al recepcionista que nos atiende de mala gana. Antes hemos reanimado el cuerpo y el espíritu con un buen tazón de pote gallego. El día siguiente despierta con un lánguido desayuno y con lluvia, que nos acompañará durante buena parte de la mañana. Nos vamos, pero seguramente volveremos, aunque sólo sea para contemplar una de las famosas galernas cantábricas y por aquello de “quien siembra tormentas, recoge tempestades”, que es lo que estoy buscando al escribir estas líneas. También por confirmar lo de la “r” de los meses del calendario, idóneos para el consumo de marisco, y para averiguar las motivaciones que llevaron a las gentes del lugar a emigrar hace años a la ciudad peruana del Pacífico, que ahora es misterio que nadie sabe explicar.