Nunca discutas con un imbécil, te hará descender a su nivel y allí te ganará por experiencia

Si vienes con un problema y no traes la solución, tu eres parte del problema

sábado, 6 de julio de 2013

Diario del estío (IX)



 Asamblea vecinal en Rivasvaciamadrid (Madrid)

Somos así
A temprana edad aprendí que las personas somos seres sociales, que necesitamos relacionarnos y comunicarnos con nuestros semejantes, y que ese impulso, revestido de unas normas de convivencia y funcionamiento, permite que constituyamos grupos organizados para la consecución de determinados fines de variado carácter, que abarcan todas las actividades realizables que se nos presentan a lo largo de nuestra vida.
Equipos deportivos, clubes, asociaciones juveniles, de vecinos, de alumnos, de padres y madres, de denuncia, de protección de la naturaleza, de ayuda y colaboración, sindicatos, partidos políticos, etc. son muestra de ello, y también de lo proclives que somos a integrarnos en estas entidades, ahora menos que hace dos o tres décadas, en las que la efervescencia social era mayor. Siempre se nos ha dicho, y no les falta razón de ello a los que lo dicen, que los latinos, somos menos colaborativos y grupales, porque en nosotros pesan más determinados rasgos de individualismo.
Sea como fuere, es una realidad que está ahí, y si quieres que tu voz, tu queja, protesta o lo que sea llegue a algún lado, tienes que estar agrupado, unido, organizado, junto a otras personas que buscan o persiguen los mismos o similares fines a los tuyos. Al principio estos grupos de interés tienen muy claros sus objetivos y consiguen en un tiempo razonable constituirse legalmente como asociación. Funcionan en una primera etapa, motivando y movilizando recursos, se autoabastecen emocionalmente con la actividad que generan y los primeros éxitos, pero por lo general, pronto empiezan a dar muestras de agotamiento, de cansancio, que derivan en desencuentros, desavenencias, rupturas, dimisiones… que les llevan a hacerse cada vez menos visibles y operativos, languideciendo y actuando de forma antropofágica hasta casi desaparecer. Al final quedan uno pocos individuos perdidos y atrapados, que han sido participes del derrumbe, y que no saben acabar ni darle salida al asunto.
Llegados aquí quedan por explicar los motivos y causas del fracaso habido, que no es el objetivo de este diario, y además reflexión obligatoria del grupo si quiere renacer, más bien de proponer una posible alternativa rápida que va a espabilar a los socios durmientes, provocar la polémica y la discusión, y si hay voluntad, propiciar soluciones, que no es otra que la agitación. Cuando alguien denuncia con fundamento, hurga en la herida, pide información y datos, lo normal es que se genere revuelo, disputa, intranquilidad… Quien lo tiene claro aguanta el tipo, debate y argumenta, colabora. Quien no, sale huyendo como una rata, despavorido. Vamos a ver qué nos pasa, pero está claro que aprendemos a base de golpes y disgustos, cuando existen otras formulas mucho mejores. Somos así.