Asamblea vecinal en Rivasvaciamadrid (Madrid)
Somos así
A temprana edad aprendí que las personas somos seres
sociales, que necesitamos relacionarnos y comunicarnos con nuestros semejantes,
y que ese impulso, revestido de unas normas de convivencia y funcionamiento,
permite que constituyamos grupos organizados para la consecución de determinados
fines de variado carácter, que abarcan todas las actividades realizables que se
nos presentan a lo largo de nuestra vida.
Equipos deportivos, clubes, asociaciones juveniles, de
vecinos, de alumnos, de padres y madres, de denuncia, de protección de la
naturaleza, de ayuda y colaboración, sindicatos, partidos políticos, etc. son
muestra de ello, y también de lo proclives que somos a integrarnos en estas
entidades, ahora menos que hace dos o tres décadas, en las que la efervescencia
social era mayor. Siempre se nos ha dicho, y no les falta razón de ello a los
que lo dicen, que los latinos, somos menos colaborativos y grupales, porque en
nosotros pesan más determinados rasgos de individualismo.
Sea como fuere, es una realidad que está ahí, y si quieres
que tu voz, tu queja, protesta o lo que sea llegue a algún lado, tienes que
estar agrupado, unido, organizado, junto a otras personas que buscan o
persiguen los mismos o similares fines a los tuyos. Al principio estos grupos
de interés tienen muy claros sus objetivos y consiguen en un tiempo razonable
constituirse legalmente como asociación. Funcionan en una primera etapa,
motivando y movilizando recursos, se autoabastecen emocionalmente con la
actividad que generan y los primeros éxitos, pero por lo general, pronto
empiezan a dar muestras de agotamiento, de cansancio, que derivan en
desencuentros, desavenencias, rupturas, dimisiones… que les llevan a hacerse
cada vez menos visibles y operativos, languideciendo y actuando de forma
antropofágica hasta casi desaparecer. Al final quedan uno pocos individuos
perdidos y atrapados, que han sido participes del derrumbe, y que no saben
acabar ni darle salida al asunto.
Llegados aquí quedan por explicar los motivos y causas del
fracaso habido, que no es el objetivo de este diario, y además reflexión
obligatoria del grupo si quiere renacer, más bien de proponer una posible
alternativa rápida que va a espabilar a los socios durmientes, provocar la
polémica y la discusión, y si hay voluntad, propiciar soluciones, que no es
otra que la agitación. Cuando alguien denuncia con fundamento, hurga en la
herida, pide información y datos, lo normal es que se genere revuelo, disputa,
intranquilidad… Quien lo tiene claro aguanta el tipo, debate y argumenta,
colabora. Quien no, sale huyendo como una rata, despavorido. Vamos a ver qué
nos pasa, pero está claro que aprendemos a base de golpes y disgustos, cuando
existen otras formulas mucho mejores. Somos así.