Nunca discutas con un imbécil, te hará descender a su nivel y allí te ganará por experiencia

Si vienes con un problema y no traes la solución, tu eres parte del problema

lunes, 20 de marzo de 2017

20 febrero, lunes




El equipo médico pasa temprano. Tras las presentaciones y preguntas de rigor:

- Qué tal está, cómo se encuentra, le duele algo...?

Me sueltan la píldora endulzada:

- Le vamos a suministrar tres bolos de corticoides para atajar el principio de rechazo que presenta. En la eco todo es correcto, no se observa anomalía, pero es necesario rebajar los niveles de transaminasas. No le haremos biopsia.

En las horas siguientes y a través de la vía principal que tengo instalada en la vena yugular, cual racimo de pendientes, empiezan a meterme droga dura que me pone en órbita, en estado hiperactivo. Conozco la sensación, es el mismo fármaco que me daban en la época de la quimio. Todo sea por la causa de evitar problemas y posible rechazo.

Hoy se cumple el décimo día de hospitalización. A pesar del revés aparecido, propio en un proceso que tiene altibajos, me dicen que no hay que preocuparse, que es casi normal que esto ocurra. Eso dicho por el gran jefe cirujano burgalés, que aprendió la técnica de los trasplantes allá por los años 80´del siglo pasado, practicando con cerdos de granja, me tranquiliza. Glup!!

Es el mismo cirujano que a mitad de la intervención y cumplido su turno de actuación, salió de madrugada a informar a la familia de cómo había ido la extracción  e implante, y decir que se iba a descansar un rato, por si le necesitan y tenía que volver. Me cae bien este hombre que se mantiene en un segundo plano. Observa y deja hacer al equipo que le acompaña.

Todos los días me auscultan pecho y espalda en búsqueda de ese ruido pulmonar. Cada vez hay menos y el dolor remite.