Nunca discutas con un imbécil, te hará descender a su nivel y allí te ganará por experiencia

Si vienes con un problema y no traes la solución, tu eres parte del problema

domingo, 4 de agosto de 2013

Diario del estío (XXXVII)


Siesta a la sombra de un mango. Foto: Román Bonnefoy.


Siesta del carnero
Esta mañana todavía se oían los ecos de la parada nocturna de Dj´s celebrada en el campo de futbol. Dependiendo de la dirección del aire llegaban con más o menos fuerza los compases de la música machacona, también voces y gritos aislados. El rumor se ha ido apagando con la apertura del día y todo se ha vuelto calmo. Lo normal en un día festivo a esas horas.
No hemos podido sacar las papas. El terreno está muy pesado y la máquina trabaja con dificultad, y el barro se pega en los tubérculos. Hemos quedado en  volver a probar en dos días, cuando pensamos que el terreno ya libre de hierbas y de las propias matas, se haya oreado en condiciones. La cosecha del surco que hemos sacado está amitalada, piezas de calibre grande y mediano, y mucha purrela de papas pequeñas. Está visto que para obtener buenos rendimientos hay que estercolar, que es garantía de buenos frutos.
El resto de la mañana, hasta que ya no he podido más, lo he dedicado a darle una vuelta a parte de los cactus, limpiando y separando pies, sembrando hijos, saneando macetas. También he deshijado algunos aloes vera. Me queda de trabajo, por lo menos, otro tanto como lo hecho. Para otro momento.
Este año tengo bastante abandonadas las macetas, los parterres y el jardín en general. Está más asilvestrado, por eso la población de pájaros y nidos en la época de cría va en aumento, y por las mañanas, al alba, organizan unas cantadas y piadas muy sonoras. Las hojas de los frondosos árboles, que no paran de caer en selección natural, me tienen aburrido. En cuanto sopla algo de aire se pone todo perdido de hojarasca. Si me pusiera, estaría todos los días con la escoba y el recogedor.
Antes de irnos a comer me he tenido que echar la siesta del carnero para recuperar fuerzas, cosa que así ha sucedido y me ha venido bien para luego dar buena cuenta de la comida, un salmorejo que no estaba muy logrado, pero agradable, y los filetitos de solomillo de venao a las hierbas, de lujo, como los preparan en el Olivar.
Hoy es la víspera de las fiestas de verano. Esta noche tenemos el pregón ya comentado hace unos días a cargo del cura y la anacrónica ceremonia de coronación de reina y damas. Este año como no había suficientes candidatas a las dos que se han presentado les han nombrado reinas. Qué ridiculez.