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sábado, 23 de julio de 2011

Bacterias mutantes, la crisis de la E. coli

E. Coli

La epidemia de gastroenteritis aguda desatada en Hamburgo (Alemania) a finales del mes de mayo, provocada por una bacteria patógena muy agresiva, variante de la Escherichia coli (E. coli), que actúa adhiriéndose a las paredes del intestino desde donde bombea toxinas y que ha provocado una cincuentena de fallecidos y cerca de 3.000 personas afectadas dentro y fuera de Alemania.


A lo que se añadió una inadecuada gestión; declaraciones erróneas, irresponsables y sin base de las instituciones alemanas; una alarma decretada por el gobierno local hamburgués sin avisar al Gobierno central y tampoco respetar el protocolo de alerta alimentaria de la Red de Alerta Alimentaria Comunitaria (Organismo europeo encargado de vigilar y comunicar cualquier riesgo relacionado con la seguridad alimentaria); la vinculación de la afectación con el consumo de pepinos contaminados de origen español, afirmación rectificada posteriormente–cuando la alerta y el daño estaban creados-, refrendando que los pepinos españoles no eran el origen, sino brotes de semillas germinadas.


Este pernicioso coctel ha provocado numerosos perjuicios económicos y laborales en el sector agroalimentario europeo, así como en muchas de sus industrias asociadas, especialmente las hortofrutícolas españolas, que han visto impotentes cómo se derrumbaba de forma inmediata el prestigio y reputación de sus productos, desacreditados de un plumazo y de forma injusta; cómo nuestros vecinos franceses aprovechaban para aconsejar el consumo de sus productos, ya que los “españoles no tienen seguridad”… Ya se sabe “a río revuelto ganancia de pescadores”.

Cómo se deterioraban valores difíciles de cuantificar en el momento, como puede ser la marca o imagen de España, relacionada con alimentos de calidad y su credibilidad; o la percepción de seguridad de los ciudadanos; y también cómo algunos políticos y medios de comunicación, con sus actuaciones e informaciones, perjudicaban en vez de contribuir a su solución y creaban un clima de alarma innecesario.


Durante las semanas que ha durado la crisis alimentaria, las empresas afectadas, especialmente andaluzas, murcianas y levantinas, han tenido que destruir la totalidad de la producción hortofrutícola del momento (principalmente pepinos, tomates, calabacines, lechugas, pimientos, melones, sandías…), ya que los mercados rechazaban o no admitían los envíos de mercancía. La paralización de estos, supuso el inmediato desplome laboral, la destrucción de empleo, que a las buenas se recuperará lentamente, y ruina, mucha ruina.

Los mercados de la Unión Europea, nuestros principales clientes, que nos definen como la “huerta de Europa”, nos han pegado un soberano repaso, que diría un castizo. Durante todo este tiempo no ha habido nadie que pusiera las cosas en su sitio, ni las llamara por su nombre. Nuestra conducta colectiva más significativa en estas semanas ha sido la indignación, reforzada todavía aun más, cuando se ha demostrado la falsedad de las acusaciones, pero no hemos pasado de ahí.


Algunas fuentes no contrastadas han cifrado las pérdidas semanales del sector europeo en 500 M€ y en 175 M€ las del español. Según fuentes de Cooperativas Agro-alimentarias de España, hasta el 21 de junio, las pérdidas acumuladas en cooperativas, incluyendo los productos contemplados en el Reglamento de ayudas 585/2011 (pepino, tomate, lechuga, calabacín y pimiento), el resto de hortalizas no amparadas por la citada disposición y la fruta de hueso, ascendían a un valor aproximado de 65 M€. Las pérdidas fuera de Reglamento están basadas en cálculos por quebranto de mercados, reducciones de precios o pérdidas por cambios de destino en las semanas que duró la crisis y en aquellos productos afectados más allá de los establecido por el 585/2011. Las pérdidas en Castilla-La Mancha para hortalizas y fruta, fuera de reglamento y sin ayudas, han sido evaluadas en 656 toneladas y 260.000 €.


España exporta anualmente 10 millones de toneladas de frutas y hortalizas con un valor de casi 9.000 M€. Alemania es nuestro mayor cliente en frutas y hortalizas con el 25% de la demanda. En 2010, las exportaciones totales españolas con destino a Alemania fueron de 19.500 M€, con un aumento significativo en relación con el año anterior, mientras que Alemania exportó a España por valor de 28.000 M€, con tendencia a la baja.


Seguridad alimentaria


No deja de resultar paradójico que esta crisis se haya producido en la Unión Europea, donde contamos con uno de los sistemas de vigilancia y control de alimentos más avanzados a nivel mundial, cuya finalidad es la de garantizar la seguridad alimentaria y preservar la salud del consumidor.


A ello hay que unir, que el sector alimentario español, incluido el hortofrutícola, tiene desarrolladas e implantadas herramientas de producción basadas en la prevención y el autocontrol con el objeto de producir alimentos seguros y de calidad tanto para consumo interno como para la exportación. En España, en la última década, se han producido importantes avances en materia de calidad, de higiene, de seguridad alimentaria, de control y de vigilancia de nuestros productos, con protocolos que van mucho más allá de las exigencias legales. Además se han desarrollado medios de producción y técnicas de cultivo tan avanzadas que no sólo cumplen su función, sino que protegen al máximo la salud de los consumidores y la protección del medio ambiente.


Compensaciones económicas, la Comisión da la espalda a los productores


Tras largas y tensas negociaciones la Comisión Europea en Comité de Gestión y de manera unilateral, a falta de un dictamen a favor o en contra de los Estados miembros, aprobó a mediados de junio un paquete de ayudas por importe de 210 M€ para sufragar las pérdidas sufridas por los productores de hortalizas europeos entre el 26 de mayo y el 30 de junio (retirada, cosecha en verde y la no cosecha de productos), y así compensar al 50% el precio de producción habitual del mes de junio. El sector de esta forma se convierte en el verdadero pagano de esta crisis injustificada.


Nuestros representantes en Bruselas votaron en contra de la medida, por considerar insuficientes las ayudas que dejan fuera a otros productos también afectados injustamente por esta crisis sin precedentes en el sector de las frutas y hortalizas, distintos a los que sí podrán recibir subvenciones, como es el caso de los pepinos, tomates, lechugas, calabacines y pimientos. Quedan excluidas el resto de hortalizas y todas las frutas, algunas de las cuales se han visto muy afectadas por el cierre de mercados en Europa y en países terceros, caso de las frutas de hueso, los cítricos y las fresas, entre otras.


La Comisión Europea ha limitado sus actuaciones al sistema de ayudas previsto en la OCM de frutas y hortalizas, oponiéndose a instrumentar mecanismos de compensación adicionales y un presupuesto extraordinario, así como ampliar el paquete económico a otros cultivos también afectados.


A fecha de cierre de este artículo el MARM informa que solicitará a la UE 71 millones de euros por los daños derivados de la crisis E. coli, comprendiendo todas las operaciones de retirada de producto y de no cosecha, llevadas a cabo por las organizaciones de productores y agricultores individuales, y además, pedirá incorporar nuevos productos, como el melón, la sandía y la fruta de hueso.


¿Qué hacer para restablecer la confianza del consumidor y la imagen de los productos agrícolas españoles?


Campañas de promoción de las frutas y hortalizas, actuaciones en los medios de comunicación, en ferias, ante la distribución comercial, etc., ese es el camino, pero no a cualquier precio como pretende la Comisión Europea, que quiere obligar al sector de frutas y hortalizas a cofinanciar como mínimo el 20% este tipo de actuaciones.


Es una tomadura de pelo que se anuncie que la partida presupuestaria para promoción deba ser cofinanciada por el sector hortofrutícola, que ya tiene que hacer frente en parte a las importantes pérdidas de una crisis en la que no ha tenido responsabilidad alguna. La UE debería financiar al 100% las campañas de promoción, con un presupuesto específico adicional, que permita restaurar la imagen de los productos hortofrutícolas, incidiendo en la seguridad y calidad de nuestras producciones, opinión también compartida por la ministra Rosa Aguilar, que igualmente es partidaria de intensificar en España las campañas de promoción para incrementar el consumo y la confianza en nuestros productos que son seguros, de calidad y excelentes.


Consejos: Consumir frutas y verduras con seguridad


Las frutas y verduras deben adquirirse en puntos de venta autorizados para tal fin y de confianza. Una vez que la fruta o verdura llega al hogar, es muy importante lavarla bajo chorro agua potable abundante, eliminándose así casi por completo los posibles restos de plaguicidas, suciedades, contaminación microbiana, etc.


Casi todas las frutas y muchas verduras se consumen en crudo, por lo que es conveniente aplicar una limpieza, desinfección, aclarado y escurrido de los vegetales que garantice la eliminación de potenciales microorganismos patógenos.


Se aconseja seguir estos pasos:


  • Eliminar las partes externas sucias, así como los ejemplares podridos, agrietados, rotos.
  • Lavar con abundante agua potable.
  • Eliminar el agua de lavado.
  • Sumergir en agua con unas gotas de lejía.
  • Dejar en reposo durante unos 15 minutos.
  • Aclarar con abundante agua potable y escurrir.

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