Nunca discutas con un imbécil, te hará descender a su nivel y allí te ganará por experiencia

Si vienes con un problema y no traes la solución, tu eres parte del problema

sábado, 20 de febrero de 2010

La crisis financiera explicada de manera sencilla


Heidi es la propietaria de un bar en Berlín, que ha comprado con un préstamo bancario. Como es natural, quiere aumentar las ventes, y decide permitir que sus clientes, la mayoría de los cuales son alcohólicos en paro, beban hoy y paguen otro día. Va anotando en un cuaderno todo lo que consumen cada uno de sus clientes. Esta es una manera como otra cualquiera de concederles préstamos. Nota: Pero en realidad, no le entra en caja ningún dinero físico.

Muy pronto, gracias al boca a boca, el bar de Heidi se empieza a llenar de más clientes. Como no tienen que pagar al instante, Heidi dacita aumentar los beneficios subiendo el precio de la cerveza y del vino, que son las bebidas que sus clientes consumen en mayor cantidad. El margen de beneficios aumenta vertiginosamente. Nota: Pero en realidad, es un margen de beneficios virtual, ficticio; la caja sigue estando vacía de ingresos contantes.

Un empleado del banco más cercano, muy emprendedor, y que trabaja de director en la sección de servicio al cliente, se da cuenta de que las deudas de los clientes del bar son activos de alto valor, y dacita aumentar la cantidad del préstamo a Heidi. El empleado del banco no ve ninguna razón para preocuparse, ya que el préstamo bancario tiene como base para su devolución las deudas de los clientes del bar. Nota: ¿Vais pillando la dimensión del castillo de naipes?

En las oficinas del banco los directivos convierten estos activos bancarios en "bebida-bonos", "alco-bonos" y "vomita-bonos" bancarios. Estos bonos pasan a comercializarse y a cambiar de manos en el mercado financiero internacional. Nadie comprende en realidad qué significan los nombres tan raros de esos bonos; tampoco entienden qué garantía tienen estos bonos, ni siquiera si tienen alguna garantía o no. Pero como los precios siguen subiendo constantemente, el valor de los bonos sube también constantemente. Nota: El castillo de naipes crece y crece y no para de crecer, pero todo es camelancia; no hay detrás solidez monetaria que lo sustente. Todo son "bonos", es decir, papelitos que "representan" tener valor siempre y cuando el castillo de naipes se sostenga.

Sin embargo, aunque los precios siguen subiendo, un día un asesor de riesgos financieros que trabaja en el mismo banco (asesor al que, por cierto, despiden pronto a causa de su pesimismo) dacita que ha llegado el momento de demandar a Heidi el pago de su préstamo bancario; y Heidi, a su vez, exige a sus clientes el pago de las deudas contraídas con el bar. Pero, claro está, los clientes no pueden pagar las deudas. Nota: ¡¡¡Porque siguen sin tener ni un céntimo!!! Han podido beber cada día en el bar porque "se comprometían" a pagar sus deudas, pero el dinero físico no existe.

Heidi no puede devolver sus préstamos bancarios y entra en bancarrota. Nota: Heidi pierde el bar.

Los "bebida-bonos" y los "alco-bonos" sufren una caída de un 95% de su valor. Los "vomito-bonos" van ligeramente mejor, ya que sólo caen un 80%.Las compañías que proveen al bar de Heidi, que le dieron largos plazos para los pagos y que también adquirieron bonos cuando su precio empezó a subir, se encuentran en una situación inédita. El proveedor de vinos entra en bancarrota, y el proveedor de cerveza tiene que vender el negocio a otra compañía de la competencia. Nota: Porque los proveedores de vinos y cervezas también le fiaban a Heidi, creyendo que estaban seguros de que cobrarían con creces al cabo del tiempo. Como no han podido cobrar dado que el dinero no existe, la deuda de Heidi se los ha comido a ellos.

El gobierno interviene para salvar al banco, tras conversaciones entre el presidente del gobierno y los líderes de los otros partidos políticos. Para poder financiar el rescate del banco, el gobierno introduce un nuevo impuesto muy elevado que pagarán los abstemios. Nota: Que es lo que de verdad ha pasado. Con los impuestos de los ciudadanos inocentes, los gobiernos han tapado el agujero financiero creado por la estupidez de los bancos.

¡Por fin! ¡Una explicación que entiendo!

domingo, 14 de febrero de 2010

Calidad Rural, marca de calidad territorial


Calidad Territorial “Calidad Rural” es una marca común compartida por territorios rurales que pretende su divulgación, identificación y promoción ante la sociedad, con la finalidad de dotar a estos espacios de mayor fuerza ante los consumidores.

La red de comarcas así implicadas adquieren compromisos con el desarrollo y la valorización de sus productos y servicios mediante una marca, que por un lado, agrupa a todo el territorio, y por otro, proporciona una cobertura de ámbito europeo con la que poder tener mejor acceso al mercado.

Lo que hoy se conoce como Marca de Calidad Territorial “Calidad Rural” (MCT) es una iniciativa europea que nació en el año 1998 de la cooperación y experiencias individuales de tres grupos de acción local y/o desarrollo rural: Pays Cathare (Francia), Valle Umbra e Sibillini (Italia) y El Condado de Jaén (España).

Pero ¿qué es lo que se entiende por calidad?

Genéricamente la calidad es la propiedad o conjunto de ellas, inherentes a algo, que permiten juzgar su valor. También hace referencia a la capacidad o aptitud de un producto o servicio para proporcionar bienestar y satisfacer las necesidades y expectativas del cliente.

Así pues, la condición en un producto y/o servicio de buena calidad les otorga una ventaja que los diferencia de otros, y en términos de mercado, ser líderes o seguidores, continuar o quedar fuera de él.

La referencia al valor de los productos y/o servicios, además de hacer mención a sus utilidades o aptitudes, también tiene evidentes connotaciones dinerarias, económicas y comerciales.

La calidad necesita ser identificada

Evidentemente tiene que ser así estando asumido de forma generalizada.

La marca, la etiqueta, la señal que acompaña a un objeto, mercancía o servicio sirve para identificarlo, establecer su clasificación y determinar su valoración. Las etiquetas nos sirven a los consumidores para identificar que el producto o servicio así marcado tiene unas características específicas que lo diferencian en el mercado de otros.

La MCT se aplica entre otros a:

- Productos agroalimentarios: Repostería, chacinería, conservas, frutas y hortalizas, ganados, vino, miel, aceite de oliva, productos lácteos y huevos.

- Artesanía y textil.

- Servicios: Alojamientos turísticos, establecimientos hosteleros.

- Patrimonio: Pueblos, cascos históricos, museos, iglesias, castillos, molinos, fiestas y eventos culturales, etc.

Es cada vez más frecuente que en el acto de la compra, del consumo…, los usuarios queramos saber lo que existe detrás de una etiqueta o una marca, y no nos dejemos llevar por el hábito compulsivo, por la costumbre o por la imagen publicitaria. En el caso de la MCT y los productos y servicios amparados por ella, estamos accediendo a bienes con una relación directa con el territorio del que proceden; con una cultura, valores y principios; y también producidos y elaborados de una determinada forma.

¿Qué aporta de nuevo la MCT frente a otras denominaciones o marcas de calidad?

En principio se podría decir que nada o casi nada. Una marca u denominación de calidad más a añadir a las ya existentes como son las Denominaciones de Origen Protegidas, las Indicaciones Geográficas, la Especialidad Tradicional Garantizada, la Agricultura Ecológica, la Q de Calidad Turística, las normas ISO 9000, etc.

La realidad y la práctica derivada de las diferentes experiencias habidas hasta el momento, es que la MCT incorpora al binomio calidad territorial-calidad rural, valores complementarios en materia económica, social, medioambiental y cultural.

¿Cómo se implanta la MCT?

La adscripción o pertenencia a la marca es algo voluntario a cargo de los agentes de los sectores interesados, ya sean de carácter público o privado, y se produce tras la solicitud por parte de cada uno de ellos y de una evaluación inicial que juzga la calidad del producto y de la gestión empresarial en áreas económica, social y ambiental.

Este primer informe de diagnóstico y sobre el grado de cumplimiento de los indicadores, determina cual es la situación de partida, las medidas correctoras derivadas del incumplimiento de algún indicador evaluado y los compromisos de mejora continuos en los indicadores oportunos.

Este diagnóstico o evaluación inicial de las empresas debe ser considerado como un acompañamiento a éstas, del que emanarán planes concretos de acción para ellas, cuya finalidad primordial será el aumento de la competitividad, así como enseñar y hacer cumplir los valores y principios de la MCT.

Cada sector debe disponer de su pliego de condiciones o carta específica; definir una estrategia en cuanto a calidad de producción o servicio; definir la organización de las redes de distribución y comercialización, y también definir las acciones de promoción y comercialización.

Instrumentos para el desarrollo local de la marca:

- Comité de Gestión y Control de la Marca.

- Reglamento de Régimen Interno del Comité de Gestión y Control.

- Carta General de la Marca.

- Carta Gráfica (Condiciones de uso de la imagen).

- Cartas especificas (Pliegos de condiciones de cada sector o producto)

El problema de la denominada “masa crítica”

Las MCT comarcales y locales son pequeñas para garantizar su mantenimiento y viabilidad a medio y largo plazo. Pero el panorama cambia cuando estas marcas comarcales, aliadas con otras comarcas, bajo un segundo apellido común de paraguas, alcanzan una razonable masa crítica, que si además se amplía a nivel europeo, mejora y aumenta su capacidad de tener éxito en los mercados.

Actualmente en España la MCT integra 25 territorios con una superficie de 35.868 Km2, 613 municipios rurales y 1.034.948 habitantes. La MCT está presente en 150 pueblos, hay 140 centros expositivos o elementos patrimoniales visitables con Marca Territorial y 1.300 empresas han sido certificadas.

Delos grupos nacionales implicados desde sus inicios en la MCT tres de ellos están en Toledo: Tierras de Talavera, Tierras de Dulcinea y Tierras de Occam. En Castilla-La Mancha además de los grupos adscritos ya señalados, han iniciado su participación en la MCT: Campo de Calatrava y Monte Sur (Ciudad Real), Sierra de Alcaraz-Campo de Montiel y Sierra del Segura (Albacete), Castillos del Medio Tajo, Montes de Toledo y Campana de Oropesa (Toledo).

En resumen, la marca común compartida por muchos territorios rurales les da fuerza en los mercados y facilita al consumidor su identificación.

viernes, 12 de febrero de 2010

La cortesía: Microfísica del respeto


El interés mediático que ha suscitado la publicación y difusión de una ordenanza de civismo en Mota del Cuervo (Cuenca), que recoge cuarenta y tres normas de cortesía que todos los agentes educativos -padres, profesores, servicios sociales, partidos políticos y Ayuntamiento- se comprometerían a inculcar a los más jóvenes en los diferentes ámbitos y tramos educativos, se hace eco de un acto que reivindica a nivel municipal la importancia de una de las asignaturas injustamente olvidadas de nuestra democracia: el civismo.

No late en la mencionada publicación, acogida por los medios con una mezcla de exotismo y perplejidad, un afán punitivo –carece de régimen sancionador- que penalizaría a los ciudadanos por el simple hecho de olvidar dar las gracias, no corresponder al saludo, sorber la sopa o rascarse los genitales en público. Tampoco es un intento de usurpar a la familia (sumida junto a la escuela en la peor crisis de autoridad de su historia) su responsabilidad educativa por parte de las instituciones públicas. El verdadero motivo de esta ordenanza parte de la constatación de que el cuerpo de nuestras sociedades desarrolladas sufre una verdadera osteoporosis, una peligrosa anemia en la calidad y cantidad de sus vínculos. La grosería e indiferencia con el prójimo corroen los frágiles hábitats culturales del mismo modo que el cambio climático erosiona los ecosistemas naturales.

Mota del Cuervo, aunada como Fuenteovejuna frente a la imparable expansión del filiarcado de la generación nini, ha puesto en funcionamiento un plan para regenerar su tejido comunitario, una de cuyas piezas maestras es el respaldo unánime a esas formas de trato social a las que llamamos cortesía. Subyace la convicción de que si las normas éticas y jurídicas son los huesos que sostienen el cuerpo social, las buenas maneras son los músculos, nervios y tendones.

Estos hábitos de urbanidad han sido las herramientas de las que se han valido nuestros antepasados para hacer posible la convivencia en el seno de pueblos, aldeas y ciudades. Representan, en el más pleno sentido de la palabra, un capital social. Pedir las cosas por favor, servirnos en último lugar, ser puntuales, no murmurar de un ausente, ofrecer nuestro asiento a un anciano, recoger los excrementos de nuestro perro o apagar el móvil para no distraer a otros espectadores son ejemplos de buena educación. La función de estas normas no es otra que hacer visible mediante gestos públicos el respeto y el cuidado que toda persona merece por el hecho de serlo.

Algunos criterios que la ordenanza recomienda a la hora de poner en práctica los códigos de cortesía serían los siguientes:

- Es preciso aplicar las normas con flexibilidad a los distintos contextos, alejándose tanto del pasotismo que todo lo permite como del puntillismo que todo lo condena.
- La confianza o el cariño no deben servir jamás de excusa para la falta de delicadeza hacia los más cercanos. Que el afecto ofrezca más y no menos que el respeto.
- No basta ser cortés para ser buena persona, pero no se puede ser buena persona sin ser cortés.
- No nos limitemos a cumplir con frialdad la letra de la norma sino, a ser posible, pongamos un poco de corazón en ello. La cordialidad sin servilismo es el alma secreta de la cortesía.
- No debe eximirnos del cumplimiento de una norma su incumplimiento por parte de los otros. Demostramos así nuestra dignidad personal, nuestra categoría moral y el respeto que nos profesamos a nosotros mismos.
- Todos y cada uno de los que formamos parte de la comunidad tenemos el deber de promover la aplicación de estas normas en nuestro entorno –predicar con el ejemplo–, y corregir con firmeza y amabilidad su incumplimiento.

Desgraciadamente, como señalé anteriormente, la cortesía es la asignatura olvidada de nuestras democracias. No poca responsabilidad ha tenido en ello la creencia infundada de que fomentar la urbanidad es propio de culturas represivas y autoritarias. Como es lógico, este tipo de sociedades patriarcales, sexistas, estamentales y confesionales generó un código de usos y costumbres cuyo fin era impregnar la vida cotidiana de jerarquía, segregaciones, sumisión y privilegios. Una sociedad democrática no debe renunciar por reacción a tener su propio código de usos y costumbres, sino establecerlo sobre la base de patrones universales de respeto y cuidado. Con ello, no solo restauramos lo mejor del pasado, devolviéndole la memoria, sino que provocamos una revolución pacífica y silenciosa.

Feliciano Mayorga Tarriño. Filósofo, autor de "La fórmula del bien. Manual de justicia para ciudadanos del mundo". Ed. Éride, 2009.

jueves, 11 de febrero de 2010

Etiológicamente: GILIPOLLAS


En el DRAE: GILIPOLLAS: 1. adj. vulg. gilí, tonto, lelo.

En Madrid hay una calle llamada de Gil Imón, haciendo de travesaño entre el Paseo Imperial y la Ronda de Segovia, para más señas. Es una calle dedicada al que fue alcalde de la capital, D. Gil Imón, por los tiempos de doña Mariquita de mi corazón, cuando el duque de Osuna organizaba sus célebres bailes, a los que acudía la crema social, para poner en el escaparate familiar a lindas damitas de la buena sociedad, como oferta casadera, las cuales acudían ataviadas con su miriñaque de fino muaré. A las damitas de entonces se les aplicaba el apelativo de "pollas", que en el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) llevan, como sexta acepción, figurada y familiarmente, el significado de jovencitas, algo que hoy se ignora, por mor del lenguaje, que en la actualidad se ha vuelto recio y tosco, y las mentes malévolas sustituyen el significado antiguo por otro de morbosas connotaciones.

A lo que voy:

El tal don Gil era un personaje de relieve (la prueba está en que tiene dedicada una calle) y su nombre aparecía frecuentemente en los ecos de sociedad de las revistas del corazón de la época. El hombre, después de atender a los acuciantes problemas que su cargo de alcalde comportaba, se sentía obligado a responsabilizarse de sus deberes familiares, como buen padre. Tenía dos hijas en edad de merecer, feas ellas, no muy sobradas de gracejo, y hasta un tantico tontuelas. Y se hacía acompañar por ellas a todos aquellos sitios a los que, invitado como primera autoridad municipal, tenía que acudir. Él, en su fuero interno, acudía no como primera autoridad municipal, sino como primera autoridad familiar. Tras la imponencia de unos bigotes municipales, se ocultaba un corazón de padre.

- ¿Ha llegado ya D. Gil?

- Sí, ya ha llegado D. Gil y, como siempre, viene acompañado de sus pollas.

D. Gil departía animadamente con los próceres de la actualidad, y, mientras tanto, sus pollitas iban a ocupar algún asiento que descubrieran desocupado, a esperar a que algún pollo (en masculino, solía aderezarse con pera: ("pollo-pera") se les acercase, cosa siempre poco probable.

La situación, una y otra vez repetida, dio lugar a la asociación mental de tontuelidad con D. Gil y sus pollas. Y cundió la especie por "el todo Madrid", que compuso una palabra especial, castiza, nacida en Madrid y, puesta en circulación con el marchamo del Oso y el Madroño, siendo después exportada al resto de España, y ganándose a pulso el derecho de entrar en la Real Academia Española (RAE).

En castellano, es usual la composición de palabras: verdinegro (verde y negro), pavitonto (pavo y tonto), coliflor (col y flor) (¡Mira que ya hace años que D. Máximo nos enseñaba en la escuela a descomponer estas palabras!).

Pero ¿cómo describir esa circunstancia tan compleja de tontuelidad inconsciente? Los imaginativos y bien humorados madrileños lo tuvieron fácil: para expresar la idea de tontuelo, tontaina, tontucio, tontuelidad integral, inconsciente, (con malicia o sin malicia es otra cuestión)1.

¡Ya está! Gil (D. Gil)-y-pollas (las dos jovencitas hijas suyas) = gil-i-pollas.

¡Estos madrileños son la releche!

A lo largo de la historia, el vocablo ha sufrido avatares de toda índole, hasta que, por fin, la RAE, haciendo gala de su lema "limpia, fija y da esplendor", ha limpiado la palabra, la ha fijado, le ha dado esplendor y le ha dispensado digna acogida en su diccionario.


(1) Al tonto, a secas, podía llamársele: bambarria, menguado, zampatortas, chirrichote, rudo, zamacuco, papanatas, tolondro, ciruelo, zote, mamacallos, mameluco, majadero, zopenco, mastuerzo, borrico, tonto, necio, obtuso, imbécil, mentecato, idiota, torpe, lelo (sinónimos del Diccionario Ideológico de Casares). El que es tonto y lo sabe no es tonto del tó.

Tomado de: http://bajomiolivo.blogspot.com/2010/01/origen-o-etiologia-de-la-palabra.html