Nunca discutas con un imbécil, te hará descender a su nivel y allí te ganará por experiencia

Si vienes con un problema y no traes la solución, tu eres parte del problema

sábado, 29 de septiembre de 2007

¿Por qué a mi?

Estoy enfermo, muy enfermo, pero no desahuciado del todo. Los médicos aunque te ponen las cosas feas, siempre te dejan alguna rendija de esperanza. Yo la tengo y me la quiero creer.
En agosto me dieron la mala noticia, que yo ya barruntaba, así de sopetón, sin previo aviso, sin ningún tipo de delicadeza. Quizá sea mejor así. ¿Qué ha pasado de entonces a ahora? Pues no lo sé muy bien. Han pasado los días, uno tras otro, con una pasmosa tranquilidad. La gente a tu alrededor se ha removido, se ha interesado, te ha llamado, te ha dado ánimos, te ha obsequiado con pequeños detalles, como queriendo protegerte y arroparte. Bien, muy bien, el personal nunca deja de sorprenderte. Y tú, por dentro, vas notando el cambio, el derrumbe paulatino del organismo. Te dices todo se tiene que poner peor para luego mejorar, para resurgir cual ave fénix. ¿Será verdad que el proceso es así?. Por de pronto has perdido peso, tu cuerpo está dolorido y débil, y sabes que no puedes dejar de comer ni tampoco abandonarte y que siempre debes pensar en positivo. Esas son las reglas básicas que hay que cumplir para salir adelante, ese es el mensaje que cotidianamente recibes y que te hacen llegar aquellos que han pasado por el trance tuyo de ahora. Estás seguro que lo vas a conseguir. Ánimo.