Nunca discutas con un imbécil, te hará descender a su nivel y allí te ganará por experiencia

Si vienes con un problema y no traes la solución, tu eres parte del problema

miércoles, 29 de junio de 2011

La Princesa, tercera planta


Y en eso se abrió el cielo y aparecieron los primeros rayos de sol, después de días grises y plomizos, que provocaban una existencia pesada.

Tan sencillo como una segunda opinión, sobre un asunto controvertido, que se ha arrastrado sin saber muy bien porqué, de forma lenta y sinuosa, durante casi año y medio. Finalmente algo tan sencillo como otra opinión, que no se apoya en pruebas e informes, sino en la experiencia y el sentido común, da al traste con una decisión adoptada, que aparte de refutada, va a tener que ser modificada radicalmente.

Hay gente, que teniendo una gran reputación y ser expertos en áreas determinadas, saben, con palabras sencillas, explicar los complicados procesos de evolución y posibles salidas, que llevan aparejadas algunas enfermedades, como en el caso que cuento, el virus de la hepatitis C (VHC). Hoy he sabido que el virus es y actúa como un terrorista. Que sin armas que poder utilizar, su actividad se mantiene latente pero reducida a la mínima expresión. Me han hablado de ríos que buscan su salida al mar, de mutaciones, de resistencias y de nuevos tratamientos compasivos.

Me han vuelto a “chutar” una dosis de optimismo y nuevos argumentos con los que poder autoafirmarme y defenderme. Ahora el paciente decide, en un gesto al que tenemos derecho, a no someterse a un nuevo tratamiento antiviral, del que le han informado cuenta con menos del 50% de éxito, aparte de las posibles complicaciones, toxicidades y daños colaterales. De que el fracaso para el paciente es un triunfo para el virus que se hace resistente, muta, evoluciona y se aferra a sus posibilidades de crecimiento destructivo.

Hoy los medios de comunicación recogen una buena noticia para los enfermos de VHC ya que a partir de octubre se comenzará a comercializar un nuevo fármaco con una tasa de respuesta cercana al 75%. Dicen que el coste del tratamiento triple integrado (interferón mas ribavirina) mas el nuevo (telaprevir) rondará los 24.000 €. ¿Nos recortarán gasto sanitario de aquí también? ¿O la tajada es tan suculenta, que hay para todos?

Noticia relacionada: El País

domingo, 26 de junio de 2011

Estamos en el ajo

Campesinos recogiendo ajo en Heze

Y nunca mejor dicho. Nos encontramos en una de las mayores y más importantes zonas productoras de este bulbo en China, en Heze, condado de Jinxiang, provincia de Shandong. Es difícil encontrar palabras para definir lo que estamos viendo, que a todos, nos deja perplejos. La vista se pierde en el horizonte y por todos los lados hay plantaciones de ajo, y gente, mucha gente, laborando. Llegamos justo en el arranque de la campaña de recolección.

No hay máquinas, todo es manual. El arranque de cada planta ya madura, el oreo al aire libre, el corte, el ensacado… todo se hace a mano. Cuadrillas de hombres y mujeres casi arrastrados, faenan en el campo aplicados a la tarea. Es impresionante la actividad que hay y que a buen seguro, según avance la campaña, aumentará. Miles de campesinos y de peones, durante un mes, a lo sumo dos, se dedican afanosamente a este menester. En los caseríos, en las aldeas, en los pueblos, en el mejor de los casos, el ajo ya cortado se seca en bateas de bambú, en los peores, pierde humedad esparcido por explanadas de solares, calles y hasta avenidas asfaltadas. Alucinamos con que los suelos de las calles sean utilizados como secadero de los bulbos y que con horcas rudimentarias, vayan volteándolos.

Camionetas y vehículos de tres ruedas transportan los ajos en sacas rojas de malla, que se apilan a la puerta de pequeños almacenes, negocios y viviendas. En multitud de sitios y rincones se ven ajos ensacados, de pie en hileras, en bateas, apilados en montones organizados… Estamos, como reza el letrero de un arco monumental de obra sobre la calle principal, en el The International Garlic Center. Si no lo estuviéramos viendo podríamos haber pensado que se trata de un sistema, centro o iniciativa, organizado, moderno, equipado con instalaciones de manipulación y conservación adecuadas, que aglutina la producción y comercio del ajo –principal recurso de la zona-, pero la realidad supera con creces nuestra hipotética idea.

Esto no tiene nada que ver con nuestros sistemas occidentales de producción primaria, regulados mediante estrictos protocolos de seguridad y calidad alimentaria, que exigen el mercado y los consumidores, para garantizar alimentos sanos y trazados. A tenor de lo que vemos, el sistema chino de producción, manipulado y comercio de alimentos carece de control y seguridad. De nada vale que en algunas de las instalaciones que visitamos, y donde se va a manipular y manufacturar en pocos días el ajo, cuelgue algún cartel polvoriento que acredita que esa empresa en cuestión está acogida al protocolo de buenas prácticas Eurepgap. Seguramente será una burda copia, aunque no lo son las telarañas que lo adornan.

Seiscientos metros cuadrados es la superficie base media de un agricultor chino en la que produce ajo, cebolla, algodón, sandía, cereal… Las fértiles tierras de vega generadas por el río Amarillo y sus afluentes, son esencia como diría mi amigo Manolo, y permiten, por ejemplo, en el caso del ajo, que por metro cuadrado y una densidad de 40 plantas, se obtengan entre 20 y 40 kg de ajo, o lo que es lo mismo, entre 20 y 40 toneladas por hectárea. Esos rendimientos son impensables en nuestro cultivo, supuestamente más avanzado y tecnificado.

Si a ello le unimos miles y miles de hectáreas en producción, mano de obra abundante y barata, coberturas sociales inexistentes, tenemos un producto puesto en el mercado mundial con precios de risa, como está sucediendo ahora mismo, en los que el ajo se cotiza FOB en el puerto de Quingdao a 500 $ tonelada, es decir unos 745 € tonelada al cambio actual. Y la oferta en pura lógica, en meses venideros, seguirá en aumento de cantidad y bajando de precio.

sábado, 18 de junio de 2011

Ni un palmo sin cultivar

De Handan a Jining

Dejamos Handan y nos vamos a Jining, más de trescientos kilómetros al sur. Durante toda la ruta el caos circulatorio es apreciable, pero parece controlado ya que todos los implicados asumen los riesgos de ese tipo de comportamiento y conducción –a veces-, temeraria.

La ruta atraviesa campos uniformes sembrados de trigo. Hay mucho trigo, pequeños huertos, invernaderos rudimentarios. No hay centímetro de tierra desaprovechado. Atravesamos pueblos con negocios desvencijados ubicados a ambos lados de la carretera. Nos cruzamos o adelantamos carromatos transportando personas; pequeños tractores tirando de enormes y pesadas cargas, como piedras, arena, sacos, troncos de árboles; camiones pesados; ciclistas. La ruta está llena de actividad, es un hormiguero.

Esta parece ser la nueva China, la de las rápidas comunicaciones, nuevas construcciones y negocios, grandes edificios y avenidas. La China real, la del gigante que en palabras de Amanda, nuestra guía e intérprete, antes tenía tres problemas: feudalismo, colonialismo e imperialismo, y ahora tiene otros tres: educación, vivienda y sanidad.

La nueva Ley china de la propiedad establece que "todo tipo de propiedad, desde la estatal a la colectiva, individual o de otro tipo, está protegida y nadie puede atentar contra ella". En el campo, la propiedad de la tierra es del Estado que la cede a los campesinos en régimen de usufructo durante periodos de hasta setenta años. Este sistema parece se seguirá manteniendo, ya que según las autoridades, el medio rural no está todavía preparado para la privatización de la tierra, que puede ser requisada por interés público, pagándose indemnizaciones por ella, subsidios para el realojo, compensaciones por los enseres y cosechas.

En la China feudal la tierra era propiedad de los terratenientes, los campesinos eran pobres y había hambrunas que diezmaban continuamente la población. En la nueva China, el sistema socialista garantiza la propiedad colectiva de la tierra, que no es de los agricultores, aunque tienen derecho a usarla y a administrarla, a través del contrato de 30 años conocido como de primera ronda, que una vez acabado se puede ampliar por otros 30 años. En este contradictorio sistema, los míseros agricultores que vemos por doquier, los de los 200 juanes mensuales de renta, los de los 600 m2 de parcela, pueden transferir el derecho de uso de la tierra a otros agricultores, aumentándose así la base de tierra cultivada e incrementándose la eficiencia agrícola. Los agricultores que han renunciado al uso de la tierra bajo este tipo de arreglo optan por trabajar en los sectores industrial y terciario.

Los medios de comunicación occidentales se hacen eco de que al sur, en Zengcheng (800.000 habitantes), provincia de Guangdong (Cantón), a casi dos mil kilómetros de distancia y un día de viaje por carretera, hay disturbios contra el Gobierno local provocados por miles de trabajadores chinos emigrantes, frustrados por las grandes diferencias sociales, la corrupción, los continuos abusos de poder y las subidas de los precios, en especial los alimentos y la vivienda. Según fuentes oficiales la inflación alcanzó en mayo el 5,5%, la cifra más alta desde julio de 2008.

En Zengcheng hasta que amaine el temporal sus habitantes han recibido instrucciones de no salir a la calle por la noche, y de no difundir fotos, ni imágenes de los disturbios por Internet, pero los censores llegaron tarde antes que pudieran borrarlas.

domingo, 5 de junio de 2011

Tenemos aire acondicionado y agua caliente

100 Juanes

En Foshan, dos mujeres jóvenes, Wangli, de 27 años, y su amiga Xiaoye, de 24, leían anuncios con ofertas de trabajo. En uno de ellos, una planta de productos de acero inoxidable, se ofrecían salarios mensuales de entre 250 y 370 $ para peones, y de hasta 700 $ para operarias con experiencia. La oferta además añadía “tenemos un edificio de dormitorios con aire acondicionado y agua caliente. Podemos organizar fiestas de cumpleaños y excursiones".

El crecimiento económico chino y la competitividad de su industria se ha basado, entre otros, en unos bajos costes salariales. Sin embargo en la actualidad, las estadísticas indican que los salarios están creciendo y que la economía entra en una nueva etapa de desarrollo. En las últimas tres décadas, la mano de obra barata ha sido la clave del crecimiento, pero también, en la persistencia de abismales desigualdades sociales.

Hablaba el camarada Mao de la extensión de la revolución del campo a la ciudad, de eliminar las diferencias entre ambos medios. ¡Que intención más lejana a la realidad! El contexto y diferencias que se aprecian hoy en China son tremendamente brutales. A poca distancia convive la opulencia de las nuevas urbes, y las chabolas y servicios miserables de las zonas rurales. En los semáforos se mezclan coches de alta gama con carromatos desvencijados. En las calles los atuendos humildes y la moda occidental.

Actualmente un 30% de la población obtiene sus ingresos del sector primario. Otro 30% (los llamados trabajadores migrantes) en el sector industrial y de servicios, con ingresos salariales entre unos 180 – 250 € mensuales, dependiendo si eres hombre o mujer que cobra menos. Los trabajadores administrativos pueden llegar a 300 €/mes. Nos cuentan los últimos datos de renta per cápita anual: en el medio rural 690 € y en la ciudad 1.490 €. Para los occidentales se nos hace inexplicable cómo se puede vivir con esos niveles de renta, cuando además 2/3 de la seguridad social son a cuenta del trabajador-a.

El proceso de industrialización de China tiene aún un largo camino por recorrer. Para reducir al 10% la mano de obra ocupada en el sector primario, la economía tiene que generar según los expertos 150 millones de nuevos empleos no agrícolas, proceso que puede durar al menos 20 años a tenor del actual crecimiento económico del 8% anual.

¿Qué pasará realmente en los próximos años? Le puede ocurrir de todo y nada a este pueblo tranquilo y silencioso. El partido no quiere problemas y tensiones sociales y ya interviene en la subida de los salarios mínimos y en la mejora de la red de seguridad social. ¿Perderá competitividad la economía por las subidas salariales, y las empresas chinas y multinacionales se irán a otros países limítrofes? No lo parece, pues el flujo de inversión extranjera se mantiene firme y en crecimiento, y China seguirá conservando una economía competitiva en las próximas décadas, período en el que se seguirá produciendo el traspaso de efectivos productivos de la agricultura a otros sectores económicos.

jueves, 2 de junio de 2011

Ladrillos y costumbres chinas

Handan

Otro nuevo día en China, esta vez en Handan, una gran población en el sur de la provincia de Hebei. La ciudad empieza muy pronto a laborar. Grandes avenidas. Caos de tráfico. Peatones, ciclistas, ciclomotores, revientan las calles y forman columnas en movimiento permanente. Se aprecian muchas diferencias entre las supuestas clases dirigentes y el pueblo llano. Enormes cartelones pregonan las consignas oficiales, difíciles de entender para un occidental desconocedor del idioma.

Mucha construcción nueva y otra en fase de edificación. En el artículo de Daniela Assael China y sus nuevas ciudades fantasmas, se afirma que en la actualidad existen en el país 64 millones de pisos desocupados, debido a la burbuja y explosión inmobiliaria que se registra.

Estas viviendas se encuentran en nuevas ciudades creadas donde antes no había nada. Se estima que para el 2025 cerca de 350 millones de personas se irán a vivir del campo a la ciudad. Para el 2030, la increíble cifra de 1 billón de personas vivirá en alguna ciudad China.

Según el McKinsey Global Institute, hoy en China se crean 10 ciudades completamente nuevas al año. La gran especulación que existe en el sector inmobiliario ha hecho que el precio de las viviendas se dispare, siendo inalcanzable para la mayor parte de la población. Se dice que el gobierno chino, mantiene este nivel de construcción, aunque las nuevas ciudades estén completamente desocupadas, para combatir el desempleo y mantener el crecimiento de la economía.

Te sorprende la sucia costumbre de los chinos de escupir en cualquier momento, lugar y forma, acompañada la acción de los rugidos previos de rigor. Es una cuestión cultural relacionada con la creencia antigua de que si tragas el esputo (perdón), tragas impurezas y puedes enfermar, así que cuanto antes, fuera. Ya que estoy con estas cosas guarras, para ellos, los cerdos, somos nosotros, que nos sonamos los mocos y guardamos el pañuelo en el bolsillo.

Nos reciben en la Cámara de Comercio local. Después de las diferentes reuniones y contactos de negocios, llega la hora de comer y de degustar una rica y variada gastronomía, acompañada de licor de arroz, vino tinto –será por nosotros-, y brindis, mucho brindis. Para ellos es muy importante brindar durante la comida.

En el primero metemos la pata hasta el corvejón levantando la copa, signo para ellos de prepotencia y superioridad. Tras una oportuna advertencia, corregimos el desliz, y observamos, que cuando el chino brinda siempre intenta poner el vaso un poco más bajo que el de la persona con la que se está brindando. Esta es una manera de demostrar respeto por la otra persona.

Con tanto brindis la gente del país y extranjera se anima y alegra. Se sueltan las lenguas y les enseñamos nuestro “arriba, abajo, al centro y p´a dentro”. Les hace gracia y se ríen los jodios. Desinhibidos, tanto anfitrión, que tiene que ser alguien del polit burú, y representante de invitados, recorren unas cuantas veces la gran mesa circular, brindando por el futuro éxito de las relaciones comerciales.

Estos chinos son la ostia, les gusta mucho competir con los extranjeros a la hora de beber. Se considera de mala educación el dejar los vasos a medio terminar.

Así que 干杯 (gān bēi) !!!