Nunca discutas con un imbécil, te hará descender a su nivel y allí te ganará por experiencia

Si vienes con un problema y no traes la solución, tu eres parte del problema

miércoles, 19 de diciembre de 2007

Jerga médica

El lunes pasado me dieron una muy buena noticia: El PET-TC realizado a principios de diciembre indica que estoy teniendo una adecuada respuesta al tratamiento. El bicho ha sufrido disminución en número así como en actividad metabólica y está en retroceso, aunque mantiene cierta presencia residual en algunas zonas. Esta es la traducción muy simplificada al informe del estudio, que hay que leerlo varias veces para enterarte bien de lo que dice, y luego si la cosa viene de cara, solicitarle a tu médico la traducción y explicación oportuna. Así las cosas, la próxima semana, me someteré a la quinta sesión, con lo cual estoy ya cerca de finalizar lo que llaman los médicos -usando términos bélicos-, la primera línea del tratamiento.

Hoy, dos días después, puedo contarlo así. El lunes, la percepción no fue tan satisfactoria, ya que vino acompañada de una sombra. Te damos una buena noticia, pero otra mala: el estudio indica también la existencia de una lesión pediculada en la pared derecha del recto que hay que estudiar y valorar. Hoy lo han hecho y, a falta de los resultados del análisis patológico, descartan inicialmente que sea algo maligno, se trata de pólipos sebáceos.
Abandonas la sala de endoscopias molesto por el trámite del enculado, lleno de aire, pero con una sensación de alivio, tranquilidad y felicidad. No sería justo –término relativo en medicina-, que después de las sesiones y padecimientos vividos, ahora tuvieras además algo más.

El lunes y el martes estuve a punto del derribo, hundido, apesadumbrado, maldiciendo mi mala suerte… Hoy mi existencia ha vuelto a dar un giro y tomar el rumbo adecuado. Este tipo de sucesos indica la fragilidad y sensibilidad de nuestra naturaleza, tremendamente vulnerable a las malas noticias y contingencias personales, que impactan demoledoramente en nuestro consciente, incapaz de resistir, y que consigue recuperarse, llegado el caso, con lentitud frente a la diligencia de la supuesta desgracia.