Nunca discutas con un imbécil, te hará descender a su nivel y allí te ganará por experiencia

Si vienes con un problema y no traes la solución, tu eres parte del problema

miércoles, 7 de julio de 2010

Por las mañanas, nada más despertar...


Sorpresas te da la vida, como decía la canción. Son las que yo me he llevado en pocos días, con los vaivenes y cambios en la gente. Hoy San Fermín. En la península temperaturas de asfixia, con los termómetros cerca de los cuarenta grados en algunas zonas del interior, entre otras, Toledo y Ciudad Real. Hoy también día para la épica futbolera. España-Alemania de semifinales del Mundial, ¿revancha? La máquina locomotora contra el vagón de cola. La cabeza fría y dura contra el arte colectivo. No pudo ser una final hispanohablante. Ayer cayó el Uruguay contra los Países Bajos. Me gusta más este nombre que el de Holanda.

Por las mañanas, nada mas despertar, empiezas a ceder ante los demás. A través de pequeños gestos y renuncias aceptas las imposiciones de lo que te rodea. Pequeños guiños y detalles, te marcan las actuaciones y decisiones individuales.

Estos días han pasado en raro. Te extrañas de la inesperada frialdad que ocupa el calor de una anterior y cercana relación. Del aparente e inexplicable temor que se dibuja en las caras y gestos de esas personas. ¿Qué ha pasado en tan poco tiempo? No hay explicación, no hay razones. No puede haberlas, nada ha pasado para ello.

Tan raros como la climatología que nos acompaña, siempre gris, siempre nublado. Tiempo no obstante calmo, el mismo que antecede a las grandes tempestades y cambios. ¿Qué pasará?

Pasará todo y quedará el poso de los residuos. Nada más. Ahora ya te empiezas a dar cuenta de que tú mismo y la gente más próxima olvidan los principios, argumentos e ideas más recientes, aquellos que han sido el hilo conductor de nuestra vida y relaciones. Permanentemente, y de forma didáctica, es necesario ir punteando con la palabra cual hilo, cosas que no se pueden desprender y perder de nuestro acervo. Es bueno para nosotros como recordatorio de nuestra frágil memoria, y de conocimiento para aquellos hijos que nos oyen de nuevas.

Por las mañanas, nada más despertar…