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sábado, 1 de agosto de 2009

Las tontás del verano


Publica el Periódico de Catalunya en su edición de hoy un artículo gastronómico titulado El melón Fruta apetitosa y sensual firmado por Miguel Sen que reproduzco, para después, despacharme a gusto con él:

“Sin que exista ninguna razón evidente, el melón ha sido la fruta más maltratada por el consumidor. Como se ha dicho que el criterio para averiguar su madurez consiste en apretarlo con fuerza por los extremos, generaciones enteras de españoles han sometido al melón a torturas que no se han practicado en otras frutas, ni tan siquiera con las humildes sandías. Comprimir, golpear un melón, no sirve para conocer la dulzura del mismo, a lo sumo le rompe las fibras de los extremos, lo que hará que el siguiente catador lo encuentre blando y maduro, con lo que se llevará no un melón, si no un pepino maltratado.Por suerte para el comprador las grandes firmas fruteras tienen sus ojeadores que hacen la primera selección sobre el terreno. Comienzan por Sevilla y siguiendo la temporalidad de la cosecha, van comprando en los melonares de Almería, Murcia y Valencia para acabar en los de La Mancha. Es evidente que todos los melones marcados en Villaconejos, no son de las huertas de esta población, porque si no su término municipal seria de dimensión regional.


GRANEL Y ETIQUETA / Ya con la fruta en el almacén, se produce una segunda selección que lleva al etiquetado. Los melones que no dan los parámetros de calidad se venden como graneles, mientras los mejores se etiquetan. Aquí se inicia la última selección, a partir de Mercabarna y de las fruterías de los mercados, donde cada profesional elige la marca que presenta mejor calidad. A medida que se sobrepasa el corazón de la temporada, los especialistas afinan sus criterios de selección, porque no es lo mismo un melón de principios de julio que un piel de sapo recolectado a mediados de agosto. Los vendedores de las fruterías lo saben, cambiando de marca si otra firma les parece que ofrece más jugo y dulzura. Algunos prefieren aquellos que llaman hembras, por tener la marca de la inserción de la planta con el fruto mayor que otros, que serían los machos. Evidentemente es una manera de hablar porque un fruto puede ser sensual, pero no tiene sexo”.

Viniendo de quien viene esta tontá de verano te deja algo perplejo, pues estamos hablando de alguien que supuestamente sabe de lo que está escribiendo. El Sr. Sen (http://www.gastronomiaalternativa.com/) no es un cualquiera, aunque en su apetitoso y sensual melón si lo parece. Te hace pensar que a pesar de sus muchas publicaciones, crónicas y columnas gastronómicas en medios especializados, en televisión, ya cualquiera por muy especialista que sea y laureado que esté, escribe sobre cualquier tema, sin tener pajolera idea de lo que dice y sin el menor rigor sobre el asunto. Lo siento por el Sr. Sen que si cree que con ello está haciendo algún favor al humilde y sufrido sector melonero, lo único certero es que mete la pata hasta el corvejón y además escribe de oídas, lo que le han contado, que en muy poco tiene que ver con la realidad.

Es cierto que una de las pruebas para comprobar si el melón está maduro es oprimir suavemente el área del pedúnculo de la fruta, la zona que le unía a la mata. Si ésta está blanda y cede, es factor de madurez. Hogaño, lo lógico, es que nos encontremos en los establecimientos de venta al público melones que organolépticamente reúnen adecuadas condiciones para su consumo, y que no tengamos que pasar como antaño por “a cala y a cata”. Pero es bueno y así hay que difundirlo, que existen otros aspectos visuales que nos indican si el melón está en su punto. Hablamos de los melones verdes de la variedad piel de sapo, los que siempre se han cultivado al aire libre en nuestro país, que ahora se siguen obteniendo –principalmente en la comarca Mancha de Ciudad Real y en el Campo de Cartagena-, con mejoras genéticas introducidas por las multinacionales de semillas.

En el fruto maduro, la “cama” del melón, que es la zona de contacto del fruto con el suelo, debido a la no formación de clorofilas en esta parte de la corteza como consecuencia de la falta de luz, es completamente amarilla. Otro factor visual: la corteza de color verde predominante con manchas oscuras, de tamaño medio, distribuidas uniformemente a lo largo del fruto, a la madurez, tornan a tonos dorado-amarillentos. Hay más, pero para no oprimir con el dedo anular más de la cuenta, basta con estos.

Segunda inexactitud e ignorancia sobre la producción geográfica de la cucurbitácea. La cosecha más temprana allá por primavera es la de cultivo forzado en invernadero en Almería. Se cultivan variedades pequeñas tipo galia y cantaloupe, destinadas a la exportación que no pasan por el mercado interior.

Sevilla y Valencia tienen producciones testimoniales, de muy poca importancia en el cómputo total. Durante el mes de junio y gran parte del de julio está en los mercados el melón murciano del Campo de Cartagena, que es la antesala de la producción manchega, la verdaderamente importante, la de calidad, la afamada, con más de 350.000 toneladas. Extremadura produce algo de variedades amarillas y blancas muy apreciadas en el mercado portugués. Y para de contar. Lo de Villaconejos en Madrid es preciso desmontarlo. Esa variedad tan popular en su día ha dejado de cultivarse, queda en el banco de germoplasma de semillas. El melón que actualmente se vende como madrileño es cultivado en Toledo y en Ciudad Real por oriundos de Villaconejos.

Soldados y caballeros. Graneles y etiquetas. En los tiempos que corren, los graneles en cualquier fruta de primor o de temporada, como es el caso que nos ocupa, es historia pasada. El melón no llega desde origen a los almacenes de distribución, mercados centrales, supermercados y gran distribución así. Ya no afortunadamente, aunque curiosamente en España y Portugal se permita, a diferencia del resto de Europa, su venta en puestos callejeros. Práctica que debería ser erradicada por la lamentable imagen tercermundista que dan esos puestecillos a la orilla de cualquier carretera, donde se ofrece un género que no se sabe muy bien su procedencia ni su salubridad e higiene.

Digo esto porque fruteros, almacenistas, responsables de supermercados y tiendas especializadas, saben de sobra dónde tienen que abastecerse de buen género. Cuál es su época idónea, cuáles sus características, qué marcas y firmas son las de garantía, etc. Está todo descubierto, aunque siempre es inevitable que nos quieran meter “gato por liebre”, como parece quiere hacer el autor del artículo, cuando nos habla de las diferencias de los melones piel de sapo de julio y agosto o de las piezas llamadas hembras. Déjese de martingalas.

Su apetitoso y sensual titular nos deja con la miel en los labios y no esclarece las cualidades de esta típica fruta nuestra. Ya le he explicado la forma de valorar externamente la fruta con un porcentaje alto de éxito en la elección. Hay firmas comerciales, de las de “etiqueta” como a usted gusta decir, que admiten la devolución y reposición del producto si sale defectuoso. Ya sabe, hasta que no se abre el melón, no sabemos lo que nos vamos a encontrar.

Para ir acabando decirle que cuando como melón (“tajadas de melón, buena purga son”, dice el adagio), valoro el dulzor que los expertos miden en grado brix. Un melón dulce siempre tiene por encima de 12. También su jugosidad (tiene de media un 95% de agua), su frescor, la textura crujiente de su carne, la ausencia de fibra, etc. Le digo más, está indicado en las dietas de adelgazamiento. El agua y el potasio que contienen lo convierten en un suave diurético, recomendado para la hipertensión. La ingesta de melón es apropiada para todas las personas con aparato digestivo sano, durante todas las edades, pero especialmente para los niños en crecimiento y ancianos.

Los minerales que posee contribuyen a regular la acidez en la sangre aumentando la potencia de los glóbulos rojos, acentuando aun más el hecho de que el melón actúa sobre el organismo humano como limpiador y desintoxicante. Previene la gota y la artritis, mejora el estreñimiento, nivela -por su aporte de fibras-, el colesterol alto y alivia la acidez estomacal.

En resumen y ya remato, la riqueza en vitaminas A y B, así como la celulosa convierten el melón en un alimento laxante, buen depurativo y desintoxicante, por efectuar un verdadero lavado biológico.

Dice un refrán manchego “que en viendo el chozo, así es el melonero”. Quiero pensar que el Sr. Sen es más de lo que nos enseña en el chozo de su columna. Un saludo.
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