Nunca discutas con un imbécil, te hará descender a su nivel y allí te ganará por experiencia

Si vienes con un problema y no traes la solución, tu eres parte del problema

martes, 12 de febrero de 2008

Otra vez ha pasado


Os decía hace unos días que estaba contento, pues de momento, había acabado con las sesiones de quimioterapia y me encontraba bien. Pero la señora –la doctora muerte-, como la llamo, antes de despedirse me ha dejado un nuevo regalito en forma de eliminación total de defensas, que me ha llevado a la situación de piltrafa humana en la que estado durante tres días y a tener que volver a ingresar en el hospital.

Lo que inicialmente iba a ser un ingreso express se ha convertido en más de una semana con su fin incluido. El protocolo es el protocolo. Vuelvo a la famosa habitación de aislamiento inverso 347, con sus moscas petrificadas tras el cristal del halógeno, la misma telaraña colgandera y la música de mi ventana favorita, la ululante del Hospital Nuestra Señora del Prado. ¡Cómo tienes todo el tiempo del mundo, te vas fijando en esos detallitos!

Esta vez, el abatimiento, el cansancio, el decaimiento general… han sido mayores que en la ocasión anterior, pero no han venido acompañados de ninguna infección arrasadora como la que me dejó nariz de payaso, sólo algunas llagas en la lengua y en el cielo del paladar, que durante algunos días me han impedido masticar y he tenido que alimentarme con comida turmix, que no sabe como la otra, pero te trae recuerdos de las papillas de la infancia tuya y de tus hijos. En estos nimios detalles radica, por ejemplo, el inmenso valor de unas sencillas papas con huevos fritos.

Para combatir la neutropenia, aparte de las inyecciones, han empleado el sistema chuletón de Ávila, ¡oiga en su punto!, en forma de plaquetas y sangre.
Han tenido que aplicar triple suministro. El primero, íntegro, me han dicho, se fue directamente a sanear cuentas pendientes.

Quien me haya visto una semana antes a esta última crisis, dirá qué soy un exagerado, y como dice alguna juventud, que me pincho. Pues sí, me pincho sustancias que seguramente tienen sustituto natural con alcance probado, pero acalladas por los grandes intereses económicos de la muy poderosa industria multinacional farmacéutica. Inyecciones que por ahora me van sacando del pozo, aunque algunas, como las de generar defensas, son de efectos impredecibles. Te inyectas una, dos, tres, cuatro… seguidas, los niveles de neutrófilos no despegan. Póngase dos más, vuelves al recuento, ¡pero bueno si está por las nubes!. Eso –piensas-, quisiera yo, para poderle atizar bien al Episcopado desde arriba, desde los divinos cielos. Es inevitable que cuando se sube así de sopetón, la caída y batacazo posteriores, son sonoras. La contradicción existente entre la medicina natural y la farmacopea actual me trae a la memoria un proverbio chino que dice “que da igual que el gato sea blanco o negro, lo importante es que cace ratones”. Pues eso.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Eh, Juan Colega!
Ya me estaba yo preocupando de no recibir e-mails de los tuyos.
En fín, no sé qué decirte, pero ya sabes que lo mío es rezar y mirar hacia arriba, así es que eso hago todos los días, acordándome de tí.
Te envío una dosis de neutrófilos invisibles y grandes dosis de cariño que es como se curan todo tipo de males que afectan al alma y al cuerpo. Un fuerte abrazo, seguro que la primavera traerá fuerzas renovadas

Anónimo dijo...

¡¡Qué bien leerte de nuevo!!
¡¡Bienvenido al mundo exterior!!
Pedazo de foto que has elegido para el texto, ¡¡pedazo de ostia!!. Cómo duele verla e imaginar que, en algún momento, te has sentido identificado con ella. Pedazo de escrito, ¡¡qué bien lo haces Juan!!, pero qué requetebien lo estás hacientdo. No dejes nunca de regalarme estos ratitos en los que, como no te tengo cerca y no quiero ser molesta, te veo y te siento en las maravillas que escribes, aunque a veces...me duelan.
Además ¿sabes qué?....que te has ganado un cuentecito. Lo tengo para tí desde hace tiempo. Algún día te lo contaré pero de momento tendrás que conformarte con leerlo.

"Había una vez dos ranas que cayeron en un recipiente de nata.
Inmediatamente se dieron cuenta de que se hundían: era imposible nadar o flotar demasiado tiempo en esa masa espesa como arenas movedizas. Al princiio, las dos ranas patalearon en la nata para llegar al borde del recipiente. Pero era inútil; sólo conseguían chapotear en el mismo lugar y hundirse. Sentían que cada vez era más difícil salir a la superficie y respirar.
Una de ellas dijo en voz alta: "No puedo más. Es imposible salir de aquí. En esta materia no se puede nadar. Ya que voy a morir, no veo por qué prolongar este sugrimiento. No entiendo qué sentido tiene morir agotada por un esfuerzo estéril".
Dicho esto, dejó de patear y se hundió con rapidez, siendo literalmente tragada por el espeso líquido blanco.
La otra rana, más persistente o quizá más tozuda se dijo:"¡No hay manera! Nada se puede hacer para avanzar en esta cosa. Sin embargo, aunque se acerque la muerte, prefiero luchar hasta mi último aliento. No quiero morir ni un segundo antes de que llegue mi hora".
Siguió pataleando y chapoteando siempre en el mismo lugar, sin avanzar ni un centímetro, durante horas y horas.
Y de pronto, de tanto patalear y batir las ancas, agitar y remover, la nata se convirtió en mantequilla.
Sorprendida, la rana dio un salto y, patinando, llegó hasta el borde del recipiete. Desde allí, pudo regresar a casa croando alegremente."

¡¡¡Vas a conseguir que la nata se convierta en mantequilla!!! y lo sabes.

¡¡¡TE QUIERO UN MONTÓN!!!

Unknown dijo...

Hola Juanillo, hay que joerse que suston nos han dado esos medicos de tres al cuarto. Pero bueno ya sabemos que tras la tormenta viene la calma, tras la sombra viene la luz y esa luz es la que ahora te alumbra y nos ilumina a todos los que te queremos. Estoy muy, muy feliz de que estes mejorando y que todo vuelva a reconducirse. Cuando leas este mensaje estarás en casa y eso será, sin duda, una buena noticas para ti, para tu familia y para todos nosotros: tus compañeros y amigos que te tenemos en nuestro corazón todos los días.
La verdad es que es curioso que hoy que se habla de la excelencia de gestión de las empresas y de los servicios, especialmente en los servicios públicos, esos que pagamos todos con nuestros impuestos, haya aun personas que se dicen profesionales por que tiene un título pero que consiguen producir más dolor que la propia enfermedad. Quizás habria que preguntarse si cuando se habla de la calidad de la sanidad en nuestro pais (esa con la que los políticos llenan discursos) es suficiente con que los médicos sepan de medicina o si por el contrario, sería necesario evaluarles también por sus aptitudes en psicología aplicada al paciente y sus actitudes frente a enfermos de cierta gravedad. Seguramente si ello se evaluase, como por contra si se hace en otras profesiones, muchos suspenderían y deberían ser castigados con las mismas desazones y desvelos que los que provocan en los enfermos y sus familiares cuando se posicionan sin el más mínimo miramiento, en el peor de los escenarios, para así esconder sus carencias, inseguridades y dudas.
Sin embargo, ello aun no se evalua, ni se castiga ni se persigue, por lo que la casta de los médicos, el corporativismo de la todopoderosa sanidad, seguirá impune frente al sufrimiento innecesario e injustificado de aquellos enfermos y familiares que, sobresaltados por diagnosticos poco meditados o tremendistas, sufren la ausencia de la más básica humanidad.
Bueno Juan, todos sabemos que saldrás adelante, porque eres un luchador nato. No pierdas la ilusión por que todos estamos contigo.
Un abrazo.

Unknown dijo...

Hola Juan. ¡qué alegría saber que ya estas en casa! Sin duda, esta es una muy buena noticia y muestra clara de que estas ganando la guerra, batalla a batalla, como los buenos luchadores.
Tus compañeros de UCAMAN hemos estado ayer jueves y hoy viernes celebrando las tradicionales jornadas de planificación estrategica, esta vez en el Hotel Pantano del Cenajo (cerca de Hellín). Tu ya sabes de que hablo. Como es habitual, todos los compañeros hemos compartido momentos de reflexión interna sobre la marcha de la organización junto a placidos momentos de divertimento y relajación.
En esta ocasión había una ausencia muy especial que pesaba en nuestros corazones y que nos dejaba en algunos momentos algo descolocados. Por ello, hemos querido tenerte presente, lo más y mejor que hemos podido, para que en los momentos de reflexión pero, especialmente, en los más festivos (no queriamos que fuese un homenaje triste sino muy alegre y lleno de energía) fueses uno más del equipo, como siempre lo has sido y serás.
¡Eres un campeon, estamos contigo! Espero que pronto podamos vernos.
Un abrazo.