Nunca discutas con un imbécil, te hará descender a su nivel y allí te ganará por experiencia

Si vienes con un problema y no traes la solución, tu eres parte del problema

jueves, 25 de julio de 2013

Diario del estío (XXVII)


Accidente en las inmediaciones de Santiago

Ojalá
Las manos sobre el teclado, la mente lenta y torpe, ideas que vienen, se cruzan con otras y se van. Hoy va a ser difícil escribir la entrada diaria y que tenga algo de coherencia, suponiendo que las anteriores de estos días atrás hayan tenido alguna lógica.
Trágica la noticia que ha saltado hace unas horas del accidente de tren en Santiago, con mas de una treintena de muertos y decenas de heridos, en vísperas del día de Galicia, en un convoy en el que viajaban más de dos centenares de personas. Habrá que esperar a saber las causas del accidente y esclarecer responsabilidades, si las hubiera, a pesar de que en este tipo de siniestros y otros parecidos, en nuestro país, al final todo se diluye y queda en agua de borrajas.
Finalmente Rajoy comparece el día uno de agosto en el Parlamento a dar explicaciones sobre el caso Bárcenas y la financiación irregular de su partido. No pasará nada, algún que otro numerito y encontronazo dialéctico, y poco más. No va a dimitir. Su delfina, la reinona Maria Dolores I saca pecho. En pocos días va a consumar unos de los mayores atropellos de esta maltrecha democracia, reformando la ley electoral y el Estatuto de Autonomía a su interés y así poder tener más fácil la continuidad en esta Comunidad que dice gobernar desde Madrid, salvo los días que viene a pasear. Que se lo diga a los miles de profesores, personal sanitario y trabajadores sociales despedidos, a los jóvenes en paro y a ese tejido social que cada vez está más cerca de la exclusión y la pobreza.
La culpa fue del cha-cha-chá, es decir, de la herencia recibida y de la crisis, pero menos. Con las disculpas de las reformas y los recortes, estamos asistiendo a un verdadero proceso de involución social y democrática, a tiempos que ya teníamos olvidados y que creíamos no volveríamos a vivir. Concentrarte, manifestarte, protestar, etc., que son derechos democráticos básicos, está mal visto por estos casposos. Por eso te acosan y persiguen, en forma de denuncias o sanciones administrativas, poniéndote además difícil el acceso a la Justicia si te tienes que defender, por el elevado coste de las tasas y procesos.
Nos seguirán dando y saliéndose con la suya como hasta ahora. ¿Y después qué? Cuando lo tengan todo desmantelado y el objetivo de derribo del Estado del bienestar cumplido, dirán, lo hemos conseguido, dejando tras de sí un paisaje de ruina y desolación absoluta, que nuestros hijos, carne de cañón, vivirán como la verdadera herencia recibida y no la del baile.
Será todo así hasta el final o tendremos antes de llegar, alguna sorpresa que arrase de un plumazo toda esta corrupción, mentira e infamia que nos rodea. Ojalá.

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