Nunca discutas con un imbécil, te hará descender a su nivel y allí te ganará por experiencia

Si vienes con un problema y no traes la solución, tu eres parte del problema

viernes, 19 de julio de 2013

Diario del estío (XXII)

Río Cinca




Calores
Entramos en la semana más calurosa del año, la del moro que llaman. Supongo que será por lo del viento cálido que sopla, asemejando los aires del desierto. No lo sé a ciencia cierta y nadie me lo sabe explicar. Es la del moro porque tiene que ser así y no tiene otra justificación que hace mucho calor. Suele coincidir con la segunda quincena de julio, alrededores del día 25, y este año acude puntual a la cita. Ni con retraso, ni con menos fuerza, prueba de ello es que esta tarde a la sombra el mercurio marcaba 39ºC.
Estos días, desde por la mañana temprano, hasta la caída del Sol, no apetece hacer nada. El cuerpo te pide estarte quieto y protegido del solanero. Como mucho alguna actividad en las horas más benignas del día, a los amaneceres hasta media mañana, o ya a la caída de la tarde. El asunto es que aunque lo planifiques así de bien, siempre te pilla la zorra, o aparece algún cenizo-cenutrio que lo echa todo a perder, y te encuentras cuando menos te lo esperas, como esos pajarillos con el pico abierto, jadeando con dificultad y con las alas a rastras, que parecen que van a caer fulminados de un momento a otro.
El agua arregla muchas de estas malas secuelas. Esa agua que ahora empieza a escasear, lo dice el río, cuyo caudal baja muy por debajo de lo legalmente permitido, lo que llaman el caudal mínimo ecológico. O que huele a corrompido, tras ser bombeada desde el canal e inyectada a presión en las tuberías de riego y salir por los aspersores de riego. Mucha extracción para regadíos poco eficientes y antieconómicos, que despilfarran un bien cada vez más preciado y con el cual se empieza a guerrear entre unos territorios y otros por su titularidad y explotación. Ahí es nada. Bueno, pues esa agua, es buen remedio en estos días de calor, para refrescarte por dentro y por fuera. Hay que usarla con profusión y sin derroche, ya que llegará el momento, no muy lejano, que no podamos seguir haciendo uso tan irresponsable de ella como hasta ahora.
El clímax de la semana de marras, que será la próxima, me va a pillar viajando y ajetreado con asuntos laborales en un sitio si no más caluroso que este, si más seco. Espero que no me pase como a los pajarillos jadeantes y lo pueda contar.

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