Nunca discutas con un imbécil, te hará descender a su nivel y allí te ganará por experiencia

Si vienes con un problema y no traes la solución, tu eres parte del problema

jueves, 31 de enero de 2008

Oasis


Este pasado martes acabé, de momento, tras recibir la sexta sesión, el llamado primer ciclo de ataque y tratamiento químico del linfoma. He llegado por fin, tras cinco meses de batalla y travesía del desierto, a un pequeño oasis. Todo llega y tiene su merecida recompensa.

Me dice la hematóloga que ahora me atiende, que si las cosas se desarrollan como hasta ahora, y las próximas pruebas siguen acreditando la mejoría y retroceso del cáncer, en los próximos meses me esperan algunas sesiones de refuerzo, más dilatadas en el tiempo, a base del fármaco Rituximab, y también, aunque todo depende de los resultados del nuevo PET-TC, posibles aplicaciones localizadas de radio para combatir la potencial presencia de ganglios con actividad residual.

A pesar de la paliza que llevo y de los meses que aún me quedan de tratamiento del linfoma y hepatitis, estoy contento, deseoso de recuperarme del todo, de recobrar las fuerzas, la vida y la actividad normal, de que venga el buen tiempo, de poder ir al huerto, de salir a pasear, de regresar al trabajo, de hacer chapuzas en casa… Ya lo quiero todo, aunque se que como lo quiero no es posible. Todo llega, pero a su tiempo. Por eso sigo luchando y no desesperaré por unos meses más.

Me mosquea, aunque no me doblego a la versión médica, que la enfermedad no se erradique totalmente de mi organismo. Cuando las estadísticas reseñan porcentajes de curación entendía se referían a valores absolutos. Contaba, eso sí, que los controles y visitas periódicas al hospital serían algo frecuente en mis próximos años. Ya veremos en que queda todo.