Nunca discutas con un imbécil, te hará descender a su nivel y allí te ganará por experiencia

Si vienes con un problema y no traes la solución, tu eres parte del problema

jueves, 20 de marzo de 2014

La Dignidad te espera...



Si te callas te jodes o te joden, o las dos cosas a la vez. Llego al hospital casi de madrugada. Hacía meses que no venía a esta pequeña ciudad que es el Puerta de Hierro. No hace frío. Se nota la proximidad climatológica de la primavera, aunque hoy el día, a diferencia de esta última semana, despierta con nubes altas. Los árboles de paseos, aceras y parterres ya brotan con fuerza y muestran las yemas en fase de apertura.
Digo que te joden y quedas jodido porque hay mucho listo, aprovechado, caradura… al que siempre que se pueda hay que pararle los pies, ponerle en el sitio que le corresponda, porque de lo contrario, te arrollan, pisotean y ríen de ti. ¡Menudo pringao¡ se quedan diciendo cuando te la han liado. Me ha pasado en la fila de las citaciones con alguien que se quería colar. He alzado la voz pero de nada ha servido. Ha podido acreditar, con el apoyo de la que daba la cita, que estaba antes que los demás que esperábamos. A veces pasan estas cosas. Las evidencias no son lo que parecen y retazos de ellas que no hemos presenciado, determinan el devenir final de los hechos. O más o menos así.
De camino, en un viaje que ha durado una hora escasa, con el estómago astringido por el ayuno necesario, somnoliento por el madrugón, vas repasando mecánicamente  los acontecimientos recientes, una mirada, un comentario, un momento vivido. También recuerdas en un intento de no olvidar, las tareas pendientes, las cosas que tienes que hacer cuando regreses.
A diferencia de una etapa anterior y próxima de tu vida, distinta a la actual, notas como los días se van llenando progresivamente de más actividad. Todos los días hay asuntos que resolver, unos nuevos, otros inacabados de jornadas anteriores. Te sientes bien por ello, por esa situación de agitación y actividad. Y además notas que vas despertando progresivamente del letargo social y político en el que has estado sumido. Te apetece participar, implicarte en esa queja, en aquella otra reivindicación… Por fin dejas de callarte y opinas lo que piensas, actúas y sumas. En esas estamos ahora. También ocurre con más gente como tú, todavía no suficiente, pero sí necesaria y que van sumando como en el dicho: “un grano no hace granero, pero ayuda al compañero”.

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