Si te callas te jodes o te joden,
o las dos cosas a la vez. Llego al hospital casi de madrugada. Hacía meses que
no venía a esta pequeña ciudad que es el Puerta de Hierro. No hace frío. Se
nota la proximidad climatológica de la primavera, aunque hoy el día, a
diferencia de esta última semana, despierta con nubes altas. Los árboles de paseos,
aceras y parterres ya brotan con fuerza y muestran las yemas en fase de
apertura.
Digo que te joden y quedas jodido
porque hay mucho listo, aprovechado, caradura… al que siempre que se pueda hay
que pararle los pies, ponerle en el sitio que le corresponda, porque de lo
contrario, te arrollan, pisotean y ríen de ti. ¡Menudo pringao¡ se quedan diciendo cuando te la han liado. Me ha pasado en
la fila de las citaciones con alguien que se quería colar. He alzado la voz
pero de nada ha servido. Ha podido acreditar, con el apoyo de la que daba la
cita, que estaba antes que los demás que esperábamos. A veces pasan estas
cosas. Las evidencias no son lo que parecen y retazos de ellas que no hemos
presenciado, determinan el devenir final de los hechos. O más o menos así.
De camino, en un viaje que ha
durado una hora escasa, con el estómago astringido por el ayuno necesario,
somnoliento por el madrugón, vas repasando mecánicamente los acontecimientos recientes, una mirada, un
comentario, un momento vivido. También recuerdas en un intento de no olvidar,
las tareas pendientes, las cosas que tienes que hacer cuando regreses.
A diferencia de una etapa
anterior y próxima de tu vida, distinta a la actual, notas como los días se van
llenando progresivamente de más actividad. Todos los días hay asuntos que
resolver, unos nuevos, otros inacabados de jornadas anteriores. Te sientes bien
por ello, por esa situación de agitación y actividad. Y además notas que vas
despertando progresivamente del letargo social y político en el que has estado
sumido. Te apetece participar, implicarte en esa queja, en aquella otra
reivindicación… Por fin dejas de callarte y opinas lo que piensas, actúas y
sumas. En esas estamos ahora. También ocurre con más gente como tú, todavía no
suficiente, pero sí necesaria y que van sumando como en el dicho: “un grano no
hace granero, pero ayuda al compañero”.
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