Hoy no nos hemos visto. No ha
habido reunión, tras dos meses de la anterior en la que se convino la
realización de esta. Algunos que habían confirmado asistencia, no han asistido;
otros que no dijeron nada, se han presentado. Un desastre. Tres personas de un
total de veinte. El portavoz ha hecho mutis por el foro, ni ha llamado para
excusarse. No esperará que yo le llame. Una total falta de respeto y de
responsabilidad a sus atribuciones. Esa es la organización que tenemos, así nos
luce el pelo…
El AVE es un pepino sobre raíles,
dos horas y media el trayecto directo Madrid – Barcelona o viceversa. Un
sueñecito, un rato mirando cómo pasa el cambiante paisaje, otro observando a
los pasajeros, alguno mirando la película que ponen, etc., y en un santiamén estás
en Sants.
Ha bajado la temperatura externa
algo, son más suaves que en el centro. Se nota según nos vamos acercando a la
costa y así lo marca el indicador interior del tren. He conseguido adelantar
dos horas la venida, mejor, más tiempo para poder disfrutar de la ciudad.
Atocha estaba petada de gente, colas en las taquillas, colas en los
expendedores automáticos, bullicio, maletas sobre ruedas, mujeres, muchas
mujeres que viajan solas, bastantes más en proporción que hombres ¿por qué? Enigma
a descifrar. De todas las edades, jóvenes, maduras, talluditas, mayores, pero
solas, con ligeros equipajes, vestidos cómodos, de tirantes, de pantalón,
holgados, ajustados, que marcan líneas y curvas, de tez blanca o morena,
rubias, pasan, van y vienen, con libros de lectura en las manos. Bolsos, gafas
de sol, brazos cruzados, piernas al aire…
Último túnel, llegamos a
Barcelona horadando su interior. Me esperan en el Mercat de Santa Caterina, no
sé lo que me voy a encontrar, pero seguramente no será ninguna sorpresa. Todo
controlado y según lo previsto. Hoy llego ya tarde a la promoción. Mañana podré
comprobar cómo reacciona el público del país, los turistas, los paseantes y
curiosos, al producto que ofrecemos. Difícil será hacernos un hueco, pero hay
que intentarlo, por eso venimos de la tierra del aventurero quijotesco, con una
empresa y objetivos concretos.
Muy bien por Barcelona, algo
sucia y descuidada en algunas zonas, por ejemplo el barrio Gótico, pero
tremendamente cosmopolita, abierta, inquieta, rápida y con calidad de vida.
Multicultural, turística, grande… celosa de sus costumbres y tradiciones.
¿Qué secretos entraña el pa amb tomáquet? Ninguno, pero todo
depende de la buena calidad de los productos que lo componen: un buen pan
tostado como base; el sabor y la fuerza del ajo restregado sobre él; un buen
tomate natural también untado, y el toque del aceite de oliva virgen extra.
Todo rico y una combinación equilibrada. Nuestro Ajo Morado de Las Pedroñeras
le aporta una fuerza e identidad especiales al pronunciado pan contumaca castellanizado.
Por lo general, el consumidor
medio catalán aprecia y valora los productos de origen, de la tierra. En
nuestro caso, que procedemos de fuera, de la meseta, del centro, no conocen
nuestro ajo morado. Hablan del suyo, en trance de desaparición, el ajo morado
de Banyoles, que lo siguen vendiendo como tal, pero que en muchas ocasiones es
una impostura, ya que ofrecen un tipo de ajo sin garantía de origen, que
procede habitualmente del lejano Oriente. La gente busca, investiga, pregunta,
quieren saber más. Te plantea sencillas preguntas que en el fondo pueden ser complejos
dilemas vitales. ¿Es verdad que el ajo trenzado retrasa la germinación de los
dientes del bulbo transcurrido un cierto tiempo? ¡Ahí queda eso! Si lo
trasladamos al terreno lingüístico estamos proponiendo un debate de dimensiones
y resultados inimaginables y de una marcada virulencia.
Por San Pedro muchos territorios de
nuestra geografía huelen a ajo, ese condimento esencial de nuestra cultura y gastronomía,
además de continuos descubrimientos científicos que sitúan a la etérea alicina,
a pesar de Julio Camba y por
encima de los prejuicios de otros, por su indeseable sabor y olor, en el centro
de multitud de propiedades benéficas para nuestra salud y mejora vital.
Antibacteriano, antiséptico, vermífugo, vasodilatador, favorecedor del torrente
sanguíneos, desinfectante, antitumoral, etc. Qué más podemos pedirle a esta
humilde y sencilla planta de la familia de las liliáceas, cuyos beneficios son
conocidos por la humanidad desde sus albores. Sencillamente magistral su aportación
al acervo cultural y gastronómico de nuestra civilización.
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