Martillo de
herejes, gays, lesbianas, comunistas, republicanos y demás fauna del Infierno
El escándalo
provocado recientemente, por las contumaces declaraciones de monseñor Juan
Antonio Reig Plá, Obispo de Alcalá de Henares, cargado de inquina contra gays,
lesbianas y transexuales, forma parte del acervo homófobo y fascista, de este
alto representante del búnker más ultramontano de la Conferencia Episcopal,
codo a codo con el jefe de la banda, su Ilustrísima Repelencia monseñor Rouco
Varela.
Uno de los méritos
de este beligerante personaje, siendo obispo de la diócesis de
Cartagena-Murcia, antes de ser elevado a la taifa episcopal de Alcalá, fue
haber promovido el proceso de canonización de los "Mártires de la Fé"
murcianos (entiéndase que se refiere a lo que el franquismo denominó Gloriosos
Caídos por España), siendo el primero de retahíla, el párroco de una
pequeña diputación de Lorca, llamada La Paca, Fulgencio Martínez, ejecutado por
sentencia del Tribunal Popular en 1936.
Reig Plá no estaba
solo en la misa-ceremonia del proceso de apertura, de este proceso de
beatificación. A su lado en la iglesia paquera, estaba el alcalde “socialista”
de Lorca, Leoncio Collado, presidiendo institucionalmente una ceremonia, de
marcado y genuino acento fascista, más propio de 1940 que del inicio del siglo
XXI.
Su ceremonia de
entronización en la plaza de la catedral de Murcia en el 2005, recordaba en
pompa y rimbombancia, a aquellos espectáculos medievales, trufados de rituales
y majestuosidad, en los que solo faltaba ver a Dios descendiendo de la nube,
para justificar semejante derroche de protocolarias vanidades. La pareja de hecho
formada por Reig Plá y el califa pepero de la Región de Murcia, Ramón Luís
Valcárcel, fueron portada de diarios y revistas, escenificando la unidad
espiritual de sus talantes totalitarios.
Su Altanería
Reverendísima, respondió: “no voy a hacer nada” a los periodistas,
cuando le preguntaron sobre la denuncia presentada por la asociación
memorialista murciana “Caídos por la Libertad”, por no eliminar la enorme frase
lapidaria, inscrita a la entrada de la Catedral que rezaba (y reza) “JOSE
ANTONIO PRIMO DE RIVERA ¡PRESENTE!”, acogiéndose a la Ley Regional del
Patrimonio Histórico y a la Ley de la Memoria Histórica.
Finalmente,
Benedicto XVI, libró a Murcia de este crápula franquista, endosando esta
desgracia a las sufridas ovejas alcarreñas, que ahora tienen que soportar sus
discursos cargados de mala baba, y sus llamamientos a una nueva Cruzada, contra
todo lo que se mueva a la izquierda del Concilio de Trento, desde las almenas
artilladas de la Conferencia Episcopal.
Floren Dimas,
exiliado sísmico en Calabardina
BIOGRAFÍA
(incompleta) de Reig Plá: http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Antonio_Reig_Pl%C3%A0
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