Escarabajo patatero en plena faena |
Jamón de huerta
Esta tarde, a última hora, me he ido al huerto con la mula
mecánica, a dar una pasada a las zonas donde las malas hierbas se van apoderando del terreno cultivable. En los canteros donde han estado los ajos, que ya están
arrancados y oreándose, la maquina botaba por falta de humedad y la consecuente
dureza del terreno, más duro que el bronce, exagerando un poco.
Los sitios donde he podido entrar bien, han quedado labrados
y sin broza, hasta no sé cuando, pues ahora no para de proliferar. Tengo unos cardos,
que por aquí llaman banqueteros, que
están de exposición entre las papas y no hay quien les meta mano, pegan unos pinchotazos de cuidado con esas agujas
que tienen.
Ya voy recogiendo calabacines, pepinos, pimientos italianos,
zanahorias. Las cebollas, de las que tengo varios lomos, de blanca, morada y
valenciana, están espectaculares y auguran buena cosecha, y producción para el
consumo de la casa de todo el año. Los ajos han salido amitalados, la variedad nueva de morado ha dado buenos calibres de
cabeza, pero la autóctona de Las Pedroñeras, se ha comportado peor. Buena
calidad eso sí, pican que rabian.
A las papas les quedan entre una semana y diez días. Las
matas están entregadas pero verdes. Las dos últimas semanas no he parado de
recoger a mano escarabajos patateros que se ceban con los brotes tiernos de las
matas. Como no trato contra la plaga, el remedio es irlos cogiendo uno a uno a
diario, en la época de eclosión de estos curiosos bichos, que es ahora. Y hay
que tener cuidado, pues también le pegan a las berenjenas, que si te descuidas
las dejan peladas, en el troco, de lo voraces que son.
Los melones empiezan a cuajar, hay ya algunos frutos de
buen tamaño que seguirán engordando en próximos días. A los puerros les queda
mucho.
Mención aparte los tomates, nunca había tenido tantos y de tantas
variedades como este año. Van muy tardíos pero apuntan buenas maneras, con el
permiso de esta nueva plaga hortelana que tenemos, la polilla minadora Tuta absoluta que los deja arrasados.
Hay tipo pera para hacer la conserva y el pisto, que luego hacen un apaño en
una ensalada con escarola o solos aliñados, o la fritada acompañando un huevo
frito. Tipo moruno hay de tres clases, el autóctono del terreno, que da unos
frutos carnosos y compactos, de tamaño y peso considerable, los he visto de 300
y 400 gramos. El que me trajeron de la Siberia extremeña, frutos pequeños,
duros, de color morado y muy dulces. Y el moruno híbrido. Cuando se pongan a
dar frutos me van a salir tomates por la orejas.
Las zonas que he labrado las voy a sembrar de cultivo de
otoño: coliflores, repollos, lombardas… Y con esto me despido del huerto. El
próximo año habrá que buscar en otro sitio, de este nos echan porque está en
terreno urbanizable y van a parcelar. Una pena, pues la calidad de la tierra es
de primera, salvo por la infestación de malas hierbas que tiene.
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