Plaza de Tiananmen
La pantalla indica que sobrevolamos Ulán Bator o sus proximidades en el viaje Madrid-Beijing. Es una sensación extraña, muchas horas de viaje, adelanto horario, incomodidad…
El avión de Air China no se mueve, sólo a veces se sienten pequeñas perturbaciones, como al pasar sobre los Urales y ahora que nos acercamos a la escarpada Mongolia. Ya queda menos, sólo tres horas y media a destino, de un total de once.
No sé si me arrepiento o no de haber emprendido este viaje. Al principio ilusionado, cuando se acerca la fecha nervioso, y una vez que estás en él, preguntándote qué es lo que realmente haces.
Los días previos al viaje han sido intensos, de campaña electoral a las municipales y autonómicas. Hemos apostado fuerte, con un claro mensaje contra la corrupción, los ineptos y aquellos que usurpan unas siglas e ideología que no son suyas. Nos contestaron al grito enfervorizado de “a por ellos”, como si el contrincante a vences fuéramos nosotros, y no los que están al otro lado, que si son la verdadera amenaza.
El domingo todo quedará aclarado y en su sitio. El pueblo sabio decidirá ¿o no?
Se han limitado, contra las acusaciones de corrupción, a negar la mayor, a que acudamos a los tribunales si tenemos pruebas de lo que denunciamos; a despreciar por supuesta inmadurez a nuestros jóvenes candidatos; y a echarle un salvavidas al impresentable que presentan a la pedanía, que ha cambiado de chaqueta por unas migajas, poniéndole como mártir. Patético.
Lo único que les preocupa es mantenerse en el machito del poder, en seguir trincando y sacando tajada para ellos y su cohorte de pelotas y estómagos agradecidos.
Ojalá las urnas pongan a cada uno en su sitio. Si no se produce un vuelco, al menos si un mayor equilibrio de fuerzas, que permita un gobierno municipal donde nadie quede excluido. Va a ser difícil ya que existe un voto cautivo considerable…
A otra cosa mariposa. Estamos ya en las puertas del verano, máxima expresión de actividad y vida, de proyectos, de largos días, de noches pausadas y calurosas, de calle… ¿Qué pasará en los próximos meses? Hay cosas predecibles que ocurrirán con cierto grado de seguridad, pero otras no, aquellas que forman parte de la nebulosa, del misterio, de lo imprevisto.
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