En Foshan, dos mujeres jóvenes, Wangli, de 27 años, y su amiga Xiaoye, de 24, leían anuncios con ofertas de trabajo. En uno de ellos, una planta de productos de acero inoxidable, se ofrecían salarios mensuales de entre 250 y 370 $ para peones, y de hasta 700 $ para operarias con experiencia. La oferta además añadía “tenemos un edificio de dormitorios con aire acondicionado y agua caliente. Podemos organizar fiestas de cumpleaños y excursiones".
El crecimiento económico chino y la competitividad de su industria se ha basado, entre otros, en unos bajos costes salariales. Sin embargo en la actualidad, las estadísticas indican que los salarios están creciendo y que la economía entra en una nueva etapa de desarrollo. En las últimas tres décadas, la mano de obra barata ha sido la clave del crecimiento, pero también, en la persistencia de abismales desigualdades sociales.
Hablaba el camarada Mao de la extensión de la revolución del campo a la ciudad, de eliminar las diferencias entre ambos medios. ¡Que intención más lejana a la realidad! El contexto y diferencias que se aprecian hoy en China son tremendamente brutales. A poca distancia convive la opulencia de las nuevas urbes, y las chabolas y servicios miserables de las zonas rurales. En los semáforos se mezclan coches de alta gama con carromatos desvencijados. En las calles los atuendos humildes y la moda occidental.
Actualmente un 30% de la población obtiene sus ingresos del sector primario. Otro 30% (los llamados trabajadores migrantes) en el sector industrial y de servicios, con ingresos salariales entre unos 180 – 250 € mensuales, dependiendo si eres hombre o mujer que cobra menos. Los trabajadores administrativos pueden llegar a 300 €/mes. Nos cuentan los últimos datos de renta per cápita anual: en el medio rural 690 € y en la ciudad 1.490 €. Para los occidentales se nos hace inexplicable cómo se puede vivir con esos niveles de renta, cuando además 2/3 de la seguridad social son a cuenta del trabajador-a.
El proceso de industrialización de China tiene aún un largo camino por recorrer. Para reducir al 10% la mano de obra ocupada en el sector primario, la economía tiene que generar según los expertos 150 millones de nuevos empleos no agrícolas, proceso que puede durar al menos 20 años a tenor del actual crecimiento económico del 8% anual.
¿Qué pasará realmente en los próximos años? Le puede ocurrir de todo y nada a este pueblo tranquilo y silencioso. El partido no quiere problemas y tensiones sociales y ya interviene en la subida de los salarios mínimos y en la mejora de la red de seguridad social. ¿Perderá competitividad la economía por las subidas salariales, y las empresas chinas y multinacionales se irán a otros países limítrofes? No lo parece, pues el flujo de inversión extranjera se mantiene firme y en crecimiento, y China seguirá conservando una economía competitiva en las próximas décadas, período en el que se seguirá produciendo el traspaso de efectivos productivos de la agricultura a otros sectores económicos.
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